RD no debe tomar partido

La República Dominicana tiene que proceder con fino tacto diplomático en la delicada situación haitiana y enarbolar una posición equidistante hasta de los Estados Unidos si fuera necesario. En lugar de plegarse a intereses particulares de gobiernos extranjeros que tratarían la crisis como una más, ante una situación tan incierta lo conveniente sería propugnar, como política central, porque la comunidad internacional se involucre en la solución del problema. Lo elemental manda a abogar por el diálogo y por esperar que los propios haitianos se pongan de acuerdo, pero se trata de un país sin un Estado como tal y en permanente limbo institucional, además de que no se vislumbran a lo interno árbitros ni entes de mediación.