Sin liderazgo ni criticidad

En días pasados citaba la ausencia de un liderazgo colectivo y de ejemplos para imitar entre los peores males de nuestra sociedad. Abundan, eso sí, los medios líderes, parcelados, valorados solo en el ámbito en que se desenvuelven. La falta de referentes sociales es alimentada por el fomento del individualismo, que nos hace incapaces de valorarnos a nosotros mismos y a los demás, y que provoca que a aquellas contadas personas que pretenden colocarse por encima de las malquerencias e intereses grupales, las descalifiquen y las ridiculicen. Qué falta hace una conciencia crítica, encarnada en gentes de ética e intransigente con los principios, capaces, sin temor ni rencor, aferradas a la defensa de la verdad y la justicia aunque con su proceder contraríen las voces de la muchedumbre.