Viejos que se resisten

Vetustos personajes de la política no ceden un palmo y cierran el paso a los más jóvenes, una práctica que es común a todos los partidos políticos. Y no necesariamente es que tengan que echarse a un lado; sus muchos años de sacrificios les reservan un sitial especial, además de que ejercen un derecho. Es un asunto del papel que le corresponde jugar a esa vieja guardia; algo así como sentenció Balzac: “El viejo es un hombre que ha cenado, y mira a los otros cómo cenan”. Me he limitado a los partidos políticos, pero en el país lo hacen gremios y organizaciones de todo tipo, con dirigentes que son eternos y que nunca deponen las armas ni se convierten en fuentes donde los más jóvenes puedan ir a abrevar de su experiencia.