Generación de consensos sociales para afrontar la nueva realidad

A partir de hoy, ninguna crisis sanitaria o social puede sustraerse al valor de la diversidad para solucionar conflictos

Al pasar balance por los hitos que conformaron la identidad de los dominicanos hay que hacer una parada obligatoria alrededor de los distintos rasgos culturales que confluyeron desde los primeros nativos hasta la actualidad.

El lenguaje, las convicciones de la ciudadanía, la gastronomía e incluso los modos de afrontar las dificultades están bajo el influjo de la diversidad cultural.

Prácticamente todas las naciones modernas completaron un mosaico de piezas con distintos orígenes antes de transformarse en lo que hoy son. Quizás por eso cada 21 de mayo en el mundo se celebra el Día Mundial de la Diversidad Cultural Para el Diálogo y el Desarrollo, desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas así lo estableciera en su resolución No. 57/249 de diciembre 2002.

Para las Naciones Unidas, dos terceras partes de todos los conflictos internacionales tienen una alta vinculación con diferencias entre culturas. De hecho, en las calles de la República Dominicana se viven episodios originados en las diferencias. Sin embargo, en la nueva realidad de los pueblos, una óptica abierta a la diversidad facilita la recuperación social y el desarrollo.

En el ensayo “El Multiculturalismo De Canadá: Un Referente Para La República Dominicana” que pongo a circular por esta vía, se exploran las oportunidades en que las políticas de gestión de la diversidad ofrecen a los Estados. El documento tiene tres partes o capítulos. En cada uno de estos se exploran contextos sociales, económicos, históricos y políticos. De igual manera se traza una ruta para la República Dominicana, a partir de buenas prácticas y lecciones aprendidas exportables desde Canadá a nuestro país.

Tras la II Guerra Mundial hubo una polarización que se evidenció en la Guerra Fría. En aquel escenario el Estado canadiense formaba parte de los aliados de los Estados Unidos. Sin embargo, ya para 1962 en el país norteamericano empezaban a cobrar fuerzas las ideas de amistad y colaboración con el resto de las naciones.

La materia lingüística es otro factor importante en el contexto que permitió impulsar posteriormente el multiculturalismo como pilar del consenso en las políticas estatales. En el ensayo se detalla cómo Canadá pasó de tener una actitud asimilacionista, es decir, en la que cualquier hablante no inglés, extranjero o nativo americano debía plegarse a las formas culturales anglo en detrimento de sus propias raíces. Esta visión es lo que se conoció como “Anglo Conformity”.

Una vez fueron oficializados el francés y el inglés en territorio canadiense, el resto de los consensos para consolidar una política multiculturalista parecieron fluir de forma natural. No obstante, tal como indica Shauna Hemingway, Embajadora de Canadá en la República Dominicana, antes de construir el atributo cultural por el que se conoce a los canadienses en el globo fue preciso escuchar a todas las poblaciones nativas con sus lenguas y dialectos.

En la crisis que vivimos hoy, la generación de consensos sociales, más que para la aprobación de una política pública, también es fundamental para la restauración de los sistemas sociales. Es decir, la nueva normalidad abre un canal para diálogos que generen nuevos acuerdos, oportunidades de capitalizar capacidades y revalorizar las diferencias.

El ensayo que aquí se presenta, plantea cómo la gestión de la diversidad permite reescribir la narrativa nacional hasta lograr que los atributos de una marca país se consoliden sobre un valor cada vez más determinante. La muestra es que, durante estos días de confinamiento una gran cantidad de personas trabajó y estudió desde sus hogares. En ninguno de esos casos las diferencias de edad, sexo, condiciones sociales o destrezas físicas y sensoriales fueron un punto de atención.

Ahora lo que se plantea es la posibilidad de iniciar un diálogo para definir la ruta que seguirá la República Dominicana de cara a las capacidades y recursos con los que cuenta, a la vez que satisface necesidades de equidad. Esta conversación debe sostenerse sobre el marco normativo con el que cuenta el país, que a la fecha es bastante robusto.

De entrada, la Constitución plantea el Principio de Igualdad como indispensable en cualquier medida o política pública. Luego, la Estrategia Nacional de desarrollo allana el camino para construir entornos de producción y convivencia más inclusivos e igualitarios. Finalmente, la ley 05-13 sobre discapacidad y la Convención de los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad prestan bases sólidas para iniciar una reconstrucción del país con enfoque de derechos. Y lo mismo sucede con los jóvenes, las mujeres, los adultos mayores y otras poblaciones.

Es decir, así como Canadá tras escuchar a los distintos grupos poblacionales se concentró en edificar una estructura jurídica sólida para el afianzamiento del multiculturalismo, la República Dominicana ha cimentado un cuerpo normativo que resiste la búsqueda de opciones de desarrollo para todos.

“El Multiculturalismo De Canadá: Un Referente Para La República Dominicana” es una obra que toma en cuenta los aspectos más operativos de la vida cotidiana. A la vez, sugiere reflexionar en el impacto que la concepción de la diversidad como valor cultural ejerce sobre la convivencia en las ciudades y la productividad.

En su tercera parte, el ensayo ofrece algunas lecciones que el pueblo dominicano puede aplicar a su propio contexto. Igualmente, traza un esbozo de ruta hacia la visión inclusiva como un eje transversal de toda política estatal y de los gobiernos locales.

Hay que tomar en cuenta que al hablar de valores culturales se hace referencia a todos los rasgos distintivos de la ciudadanía. De ahí que, una identidad cultural basada en el respeto y el reconocimiento de la diversidad piense sus estructuras físicas y sociales de modo que todas las personas accedan en igualdad de condiciones sin que les suponga un esfuerzo mayor.

“El Multiculturalismo De Canadá: Un Referente Para La República Dominicana” está disponible para toda la ciudadanía de forma gratuita. Es el primero de varios trabajos realizados a partir de la exploración de buenas prácticas en torno a los valores de identidad de naciones con las que la República Dominicana tiene relaciones comerciales y culturales.

Está dedicado a quienes desde la diversidad cambian paradigmas para movilizar el desarrollo de los pueblos. Pueden acceder al documento íntegro en el siguiente enlace: https://puentesdeinclusion.com/el-multiculturalismo-de-canada/

Por ()
Francina Hungría junto a la embajadora de Canadá en República Dominicana, Shauna Hemingway. Por (Fuente externa)