Revisar el sistema de pensiones

La implementación de la Ley 87-01 que creó el Sistema Dominicano de la Seguridad Social, en el 2001, que estableció los Fondos de Pensiones, las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS) y una serie de instituciones, se entendía que garantizaría el retiro de los trabajadores. Los responsables de implementarla no han logrado ese objetivo, por el contrario, se dejó una ventana que sí facilita lujosas pensiones a gente vinculada al sistema político.

Este sistema de pensiones no protege a todos por igual y el Estado no garantiza el retiro digno de los ciudadanos. Casi 20 años después se ha demostrado que la legislación necesita reformas para corregir debilidades identificadas y eliminar privilegios a una clase que se las arregló para garantizar su retiro con grandes sumas de dinero y dedicarse a vivir, en ocasiones, a muy temprana edad de los fondos del Estado. Esto último está más que demostrado, al dejar fuera del alcance de la ley a una serie de instituciones y crear sistemas que les garantiza su retiro de manera particular.

¿Por qué no se creó un sistema de pensiones para todos con igualdad de condiciones? Si se hubiese creado un sistema igual para todos, si todos cotizáramos para el mismo sistema, el cúmulo de recursos y el rendimiento serían mayores y todos tendríamos un retiro en función de nuestras cotizaciones, con estabilidad. Lógicamente, con la fiscalización del Estado, que debe ser el garante de que cada trabajador logre su retiro a los 60 años y haber cotizado un mínimo de 360 meses (30 años), o antes si alguna enfermedad o lesión le impide trabajar.

Gran parte de los problemas que estamos viviendo ahora tienen su origen en ese régimen de desigualdad institucionalizado, en esas pequeñas islas de poder que se han ido creando, en los intereses garantizados y en la complicidad para favorecer a algunos sectores políticos y económicos. Esto ha provocado que el Sistema de Seguridad Social no aporte los resultados que debería dar en materia de retiro, protección y atenciones médicas de calidad.

La sociedad dominicana tiene necesariamente que entrar en un proceso de debate para reformar la Ley de Seguridad Social, no por las presiones de un grupo para repartir el 30% a los trabajadores, sino para hacer los cambios necesarios para convertirlo en un sistema que garantice la salud, protección y el retiro digno de la gente, no de un grupito. Es injusto e insostenible para el Estado que un funcionario, a veces con 40 años de edad o menos, pase cuatro años en una institución y se retire con una pensión de entre RD$300,000 y RD$500,000 por mes.

¿Resiste el Estado mantener un sistema de pensiones independiente en la Justicia, en el Congreso Nacional, en la Junta Central Electoral (JCE), en la Cámara de Cuentas, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en el Tribunal Superior Electoral (TSE), en Educación (caso de los maestros), en el Banco Central, el Banco de Reservas, en la Policía Nacional, en las Fuerzas Armadas y otras instituciones? ¿Alcanzarán los fondos del Estado para garantizar el estatus de vida a esta gente?

La reforma al Sistema de Seguridad Social debe ser un tema prioritario; los políticos, líderes de los partidos y los congresistas, los representantes de los trabajadores, el empresariado, las iglesias y otros sectores de la sociedad civil, deben sentarse a analizar la legislación y corregir las distorsiones que todavía hoy impiden que los dominicanos cuenten con un retiro seguro y atenciones médicas de calidad. Es un tema que no debemos postergar, veamos experiencias de otros países, por el bien de la sociedad dominicana.

Debemos crear un sistema único, eliminar los privilegios existentes a través de pequeñas islas de poder con sistemas de pensiones particulares con cargas al Estado y aprobar una legislación que garantice el retiro real de la gente. Ningún ciudadano debe retirarse antes de los 60 años solo porque haya pasado por una determinada institución. El Estado debe garantizar que, cumplidos los 60 años de edad y las cotizaciones establecidas, el trabajador se retire o jubile con la protección necesaria. Evitemos futuras confrontaciones sociales.