Un calma chicha en los partidos

Por debajo del agua mansa hay turbulencia

En los partidos reina una calma chicha, pero sólo en apariencia. No se forman olas y el aire se desliza sobre las aguas sin ninguna contrariedad.

No se sabe si Poseidón o Neptuno, pero hay un dios que sopla por debajo del agua y origina turbulencias pequeñas, casi asomos de tormenta.

¿Cómo decir que en el PRD no se sabe en que parará la cosa, si Hipólito o Miguel, si un ex rector anda en campaña abierta como si ya fuera candidato presidencial?

Lo de Henry y Aníbal se resolvió haciéndoles el caso del miso. Los peledeístas se tapan con sábanas moradas para que no los vean, pero, además de las candidaturas presidenciales, los puestos del Comité Central tienen vueltos locos a muchos compañeros.

Se cuentan cerca de mil, que si los dejan, rompen la puerta para entrar. Y del Comité Político ni se diga. Aparentemente no eran muchos, como todo club exclusivo, pero ahora aparecen unos agentes libres que marcan la diferencia. Nadie sospechaba del alcalde de la capital, por ejemplo.

Los reformistas, por su parte, andan con cuchillos de palo, pero a cualquiera le sacan un ojo. Amable de bachata por la Línea es un éxito de enramada.