La Española bajo el mar: buque científico buscará revelar fallas ocultas y riesgo sísmico en el país

La investigación abordará zonas hasta ahora sin datos suficientes, esenciales para caracterizar fallas activas con mayor precisión

El margen sumergido del norte de La Española es una de las regiones tectónicas más activas del Caribe. Allí convergen las placas del Caribe y Norteamérica, generando sismicidad intensa, tsunamis y deslizamientos submarinos. En esa zona se originaron eventos históricos como el tsunami de 1842 -de magnitud 8.0- y el terremoto de 1946, que también generó varios tsunamis y dejó centenares de víctimas en la costa norte. 

Sin embargo, gran parte de la estructura geológica bajo ese tramo del mar sigue sin conocerse con el nivel de detalle necesario para evaluar adecuadamente los riesgos actuales.

La Universidad Complutense de Madrid (UCM) liderará entre diciembre de 2025 y enero de 2026 una campaña científica llamada GEOMARHIS, a bordo del buque británico RRS James Cook para estudiar estas estructuras mediante métodos sísmicos de media, alta y ultra alta resolución, batimetría multihaz, gravimetría y magnetometría. El objetivo es obtener unos 5,000 kilómetros lineales de datos geofísicos continuos, que luego serán procesados y analizados durante los próximos años por el equipo internacional.

El proyecto GEOMARHIS se desarrollará en estrecha colaboración con instituciones dominicanas como la Autoridad Nacional de Asuntos Marítimos (Anamar), -quien lidera el proyecto localmente-, el Ministerio de Energía y Minas, el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada y el Instituto Cartográfico Militar

Esta coordinación local ha sido esencial para garantizar la viabilidad científica y operativa de la campaña, que buscará estudiar con alta resolución el margen sumergido del norte de La Española, una región crítica que hasta ahora carece de datos suficientes para caracterizar sus fallas activas.

Zonas sin datos

Según explicó a Diario Libre el director de Anamar, Jimmy García, aunque la UCM ha desarrollado varias campañas previas junto a instituciones de Francia y Estados Unidos, todavía existen sectores del margen norte donde no se dispone de información suficiente. En esos tramos, afirmó, es necesaria una mayor resolución para identificar “estructuras de menor entidad” y caracterizar la geometría y actividad de las fallas “de forma más realista”.

García destacó que los modelos actuales de riesgo sísmico del país enfrentan limitaciones importantes porque “no contemplan de forma realista la caracterización geométrica y la actividad de las fallas con potencial sísmico y de tsunamis”. Según dijo, sin información de calidad, los modelos “tienden a sobreestimar o a infraestimar el riesgo y no permiten una gestión eficiente”.

La campaña GEOMARHIS tendrá dos fases. La primera abordará de manera regional la zona comprendida entre Puerto Rico y Cuba, donde se localiza el límite principal entre las placas. La segunda se concentrará en Samaná y Manzanillo, con el objetivo de estudiar en detalle la Falla Septentrional, prácticamente inexplorada en esos sectores. 

Sobre esta misión, García explicó que se busca “caracterizar con detalle la geometría de las fallas y su actividad, y a su vez descubrir nuevas estructuras que no tienen expresión superficial pero sí potencial sísmico”.

Implicaciones

Consultado sobre cómo la nueva información podría modificar los instrumentos de gestión del territorio y el riesgo, Jimmy García señaló a Diario Libre que los datos generados por GEOMARHIS “con total seguridad tendrán implicaciones en la normativa sismorresistente, la ordenación del territorio y los protocolos de alerta”.

Sin embargo, aclaró que cualquier actualización deberá realizarse “basados en la nueva información”, porque los modelos actuales no incorporan de forma adecuada la geometría ni la actividad de las fallas con potencial de generar terremotos o tsunamis. La falta de datos confiables, dijo, provoca que las estimaciones de riesgo “tienden a sobreestimar o a infraestimar el peligro y no permiten una gestión eficiente”.

Esta etapa será clave para un país que concentra población, infraestructura y turismo en la costa norte y requiere integrar el conocimiento geológico en la planificación y en la toma de decisiones.

Así será la operación 

El método principal que utilizará el James Cook para “ver” bajo el fondo marino será la sísmica de reflexión multicanal, explicó García, quien detalló que esta técnica permite alcanzar profundidades de 4 a 5 kilómetros bajo el lecho marino. El buque operará 24/7 durante toda la campaña, registrando simultáneamente más de una docena de tipos de datos oceanográficos, con equipos científicos trabajando en turnos de cuatro horas. Entre los riesgos principales se contempla el mal estado de la mar, que puede deteriorar la calidad de los registros, y las posibles averías en los sistemas de adquisición.

El RRS James Cook es un buque de investigación oceanográfica operado por el National Oceanography Centre (NOC) del Reino Unido

Según datos oficiales del NOC, cuenta con laboratorios especializados, sistemas de posicionamiento dinámico, instrumentación geofísica de alta resolución y capacidad para alojar científicos, técnicos y tripulación en misiones prolongadas. Ha sido utilizado en investigaciones multidisciplinarias en distintos océanos y está diseñado para adquirir datos continuos en condiciones exigentes, lo que lo convierte en una plataforma idónea para la campaña GEOMARHIS

Acceso a los datos

Además de la adquisición científica, GEOMARHIS funcionará como una “escuela flotante”, donde técnicos dominicanos se formarán directamente en el uso de instrumentación avanzada. Según explicó García, el personal que se capacitará pertenece a Anamar, el Ministerio de Energía y Minas, el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico y el Instituto Cartográfico Militar.

Sobre quién tendrá acceso a los resultados, García indicó a Diario Libre que las instituciones dominicanas que colaboran directamente en el proyecto -Anamar y el Ministerio de Energía y Minas, entre otras- serán las receptoras iniciales de la información. Estas entidades gestionarán posteriormente el acceso para otras instituciones nacionales que la requieran, permitiendo que el país aplique los datos en estudios de amenaza, planificación costera, protocolos de emergencia y actualización normativa.

En términos económicos, García explicó que el costo diario del buque es de aproximadamente 40 mil dólares; por 30 días de operación sumará 1.2 millones de dólares, a lo que se agregan el traslado desde Southampton y los gastos del personal. En conjunto, la República Dominicana recibirá un aporte valorado entre 2 y 3 millones de dólares, sin costo directo para el Estado.

Guatemalteco con estudios en Ciencias de la Comunicación y amplia experiencia en el campo visual y multimedia. Ha trabajado para varios medios de comunicación en Guatemala y República Dominicana, y sus fotografías han aparecido en importantes publicaciones en diferentes partes del mundo.