A cualquier guaraguao le sale su petigre
SANTO DOMINGO. Como el tema del Festival de las Aves Endémicas de este año es "las aves en la cultura", escribiré este mes sobre cómo los dominicanos perciben a las aves y como éstas inciden en nuestro diario vivir.
Se trata de un ejercicio necesario, sobre todo porque las nuevas (y no tan nuevas) generaciones usan expresiones cuyo sentido y origen ignoran. Este artículo va dedicado a mi amigo Gabo y a su madre Malena, dos lectores que me honran.
A menudo oímos expresiones como "habla más que una gallareta"; o "es más flaco que un Carrao", sin que la persona haya visto nunca a una gallareta y mucho menos a un Carrao. A veces ni siquiera sabe que se trata de un animal. Poco a poco, sólo nos quedan las palabras, como envolturas vacías de una realidad natural y cultural que se nos escapa vertiginosamente.
Con el tiempo, como en la peste del insomnio de "Cien Años de Soledad", no sólo habrá desaparecido el animal o la planta, sino que habremos olvidado hasta su nombre, y el olvido, decía campoamor, es la muerte de la muerte.
Esta expresión es muy común entre nuestros campesinos, y la usan siempre que aparece un abusador que atropella y humilla a los más débiles. Para entender el sentido del refrán, echemos una ojeada a los protagonistas.
El Guaraguao (Buteo jamaicensis) es un ave de rapiña que pertenece a la misma familia de las águilas (Accipitridae). Mide cerca de 24 pulgadas y pesa unas 3 libras. Es un ave poderosa muy eficaz para cazar piezas grandes como conejos.
Tiene un rango de distribución que va de Alaska a Panamá. En nuestro país lo persiguen porque a veces come pollos. Sin embargo, su dieta principal son plagas que dañan las cosechas y los alimentos. Bien se merece que le demos de vez en cuando uno que otro pollito.
Petigre es un nombre onomatopéyico, pues su canto parece decir esa palabra. Se alimenta de grandes insectos que atrapa al vuelo usando una rama como plataforma.
En esta época del año es fácil verlo en la ciudad. Mide apenas 8 pulgadas y no llega a 2 onzas, pero nada más es chiquito. En época de cría, ataca y hace huir a cualquier ave que viole su territorio, así se trate de una garza o de un guaraguao.
Los he visto perseguir incluso a perros que osaron pasar por debajo de su nido. Su pico es tan fuerte como unas tijeras. La fama de su agresividad aparece hasta en su nombre científico: Tyrannus dominicensis (Tirano Dominicano). La disputa entre el guaraguao y el petigre es una representación recurrente del eterno combate entre David y Goliat. guerrero.simon@gmail.com
Con el tiempo, como en la peste del insomnio de "Cien Años de Soledad", no sólo habrá desaparecido el animal o la planta, sino que habremos olvidado hasta su nombre, y el olvido, decía campoamor, es la muerte de la muerte.
Esta expresión es muy común entre nuestros campesinos, y la usan siempre que aparece un abusador que atropella y humilla a los más débiles. Para entender el sentido del refrán, echemos una ojeada a los protagonistas.
El Guaraguao (Buteo jamaicensis) es un ave de rapiña que pertenece a la misma familia de las águilas (Accipitridae). Mide cerca de 24 pulgadas y pesa unas 3 libras. Es un ave poderosa muy eficaz para cazar piezas grandes como conejos.
Tiene un rango de distribución que va de Alaska a Panamá. En nuestro país lo persiguen porque a veces come pollos. Sin embargo, su dieta principal son plagas que dañan las cosechas y los alimentos. Bien se merece que le demos de vez en cuando uno que otro pollito.
Petigre es un nombre onomatopéyico, pues su canto parece decir esa palabra. Se alimenta de grandes insectos que atrapa al vuelo usando una rama como plataforma.
En esta época del año es fácil verlo en la ciudad. Mide apenas 8 pulgadas y no llega a 2 onzas, pero nada más es chiquito. En época de cría, ataca y hace huir a cualquier ave que viole su territorio, así se trate de una garza o de un guaraguao.
Los he visto perseguir incluso a perros que osaron pasar por debajo de su nido. Su pico es tan fuerte como unas tijeras. La fama de su agresividad aparece hasta en su nombre científico: Tyrannus dominicensis (Tirano Dominicano). La disputa entre el guaraguao y el petigre es una representación recurrente del eterno combate entre David y Goliat. guerrero.simon@gmail.com