¡Que levante la mano!

La tilde en nuestra lengua tiene como misión señalar la sílaba tónica de una palabra, bien con su presencia, bien con su ausencia. Las palabras monosílabas no llevan tilde, salvo en los casos en que necesitamos distinguirlas de otra palabra igual a ella, pero átona. Estamos entonces ante una tilde diacrítica. En la práctica no siempre es tan fácil de aplicar como parece. Los casos de que/qué y de quien/quién pueden servirnos de ejemplo.

Cuando qué es pronombre o adjetivo interrogativo o exclamativo debe escribirse con tilde por su condición de palabra tónica: ¿Qué duda vamos a resolver hoy? ¡Qué tarde es! Estas oraciones las pronunciamos con una entonación especial. En la escritura los signos de interrogación y exclamación nos ayudan a representar esta entonación.

Pero no se equivoquen. No siempre el que escrito entre signos de interrogación o exclamación tiene carácter interrogativo o exclamativo y no siempre es tónico. Observemos estos ejemplos: ¿Que ya ha aterrizado el avión? ¡Que vayan a recogerte! En estos casos el que es una conjunción que introduce oraciones independientes, pero que no tiene en sí mismo significado interrogativo ni exclamativo. Es una conjunción átona y, en consecuencia, no lleva tilde.

También distinguimos entre un quien átono y un quién tónico. Según la función que realice en la frase será palabra tónica o no y, por lo tanto, llevará tilde diacrítica o no. ¿A quién has invitado? Quien venga se lo pasará bien.

Estamos ante uno de esos casos en los que ortografía y gramática están íntimamente relacionadas. No podemos aplicar la una bien si no dominamos la otra. ¡Qué difícil nos resulta!¡Que levante la mano quien no haya dudado alguna vez!

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