Vacaciones remuneradas, un invento muy reciente

El derecho a descansar es un logro laboral de hace bien poco, de finales del siglo XIX y las vacaciones remuneradas todo un invento del siglo XX

En el pasado, las eternas jornadas de trabajo no dejaban la opción de descansar. (EFE)

Eso que llamamos vacaciones o veranear, y por extensión disfrutar de días de asueto, libranza, feriados..., es decir pagados, y en los meses de verano, es un logro muy reciente del siglo XX que costó conseguir y pelear desde el XIX. 

Pensemos que hace no tanto ni siquiera existían los fines de semana y en un principio, no fueron el sábado y el domingo. Y, sin embargo, en algunos lugares del mundo, todavía a día de hoy, el descanso ni siquiera es un derecho, por ejemplo, en China, motor de la economía mundial....

El “veraneo”, un invento de las clases pudientes

El derecho a descansar, y por extensión de disfrutar de días de vacaciones, es un logro muy reciente, del pasado siglo XX que tuvo, como mucho, otro antecedente en el siglo XIX: cuando la clase obrera consiguió en sus reivindicaciones un día de descanso en las inhumanas jornadas laborales, precursor del fin de semana, dos días que al principio fueron domingo y lunes. 

Pero hagamos un breve recorrido de antecedentes similares siguiendo apuntes históricos consultados.

El termino vacaciones deriva del latín, 'vacans', participio del verbo vacare: 'estar libre, desocupado, vacante'. Y fueron los emperadores o patricios romanos los primeros, en pasar los días de calor en lujosas villas alejadas de la ciudad, pensemos en Villa Adriana...

Vacaciones y ¡pagadas!

Cuando comenzamos a trabajar nadie piensa ya en que el derecho a vacaciones pagadas no se lograron hasta bien entrado el siglo XX, y todavía a día de hoy, varía en función del país. 

Antes, y siguiendo las reseñas históricas, hay que destacar que, tras la Revolución de octubre de 1917, Rusia fue el primer país en referirse a vacaciones como un derecho de los trabajadores, aunque realmente fueron una manera de recompensar a puestos determinados por su fidelidad o comportamiento. También la Alemania nazi usó las vacaciones para ganarse el favor entre empresarios o empleados colaboradores con el régimen.

Finlandia, Austria o Suecia las introdujeron en su legislación laboral en la década de los 20. 

En Italia, la Carta del Lavoro de 1927 recogía el derecho al descanso y en Francia en 1936 se firmó un acuerdo laboral que además de regular la jornada de 40 horas, establecía las vacaciones pagadas. De dos semanas al año pasaron a cuatro y a cinco bajo el gobierno de Mitterrand, siendo el país con más vacaciones pagadas, junto Austria que ya le supera con seis. 

España instauró en 1918 un permiso de 15 días libres al año para los funcionarios públicos, pero no fue hasta la Segunda República cuando se estableció 7 días de descanso remunerado para todos dentro de la Ley del Contrato del Trabajo, aunque pocos pudieron disfrutarlos.

Otro dato, no fue hasta 1948 cuando las Naciones Unidas recogieron las vacaciones periódicas pagadas en la Declaración de los Derechos Humanos.

“Por vuestras vacaciones os conocerán”

Francia, país referente en este concepto con cinco semanas ocupa la segunda posición por detrás de Austria país que ha reconocido por ley entre cinco o seis semanas. 

En España son 30 días naturales y en Alemania, 24 días. En la mayoría de los países de Europa y América oscila entre 25 y 30 días. 

En Hong Kong solo tienen derecho a siete días, en Corea del Sur a diez y en China no llega a plantearse como obligatorio. 

En esta clasificación salen peor parados países asiáticos y americanos. El capitalismo acelerado de China y Estados Unidos son los peores pues en ambos las empresas no tienen la obligación de conceder ningún día de vacaciones a sus empleados, es algo que en muchos países americanos se pacta con normalidad con la empresa que paga.

Como decimos, no fue hasta pasada la Segunda Guerra Mundial cuando las vacaciones pagadas se generalizaron entre la población.

Y por ejemplo en el caso español no fue hasta los años 60 cuando en pleno “desarrollismo”, la clase media se tomó un pequeño descanso rumbo a la playa o al pueblo, en el modelo más minúsculos del Seat de aquellos tiempos, ¡cargados hasta el tejado! Colas de bacas repletas de enseres surcaron aquellas carreteras durante horas... (Al plástico le quedaba mucho por irrumpir y todo el material vacacional, fresqueras, sillas playeras, colchonetas... era siempre el mismo y se trasportaba año tras año). Eran vacaciones sencillas, de playa y sombrilla a todas horas, acorde con los tiempos, pero vacaciones, al fin y al cabo.

Seguimos sin desconectar 

El panorama actual, tocado por las crisis económicas, la precariedad del empleo en los jóvenes... ha situado a los trabajadores en una posición delicada para la reivindicación de derechos laborales y más el de las vacaciones

Ahora el teletrabajo, los smartphones o el wasap ha hecho que el trabajo esté presente a todas horas, ¡hasta en la sopa! mezclándose de tal manera que cuesta terminar cada día con la jornada laboral. ¡Estamos siempre disponibles!

Hablamos del “worktation”, o trabajar desde el lugar de vacaciones, “flexiworking”, trabajar sin horarios, conceptos que han llegado para quedarse y, pese a su intención inicial de dar mayor libertad, pone en evidencia -como la cara cruz de aquel beneficio- la servidumbre que conlleva. Parece hasta una regresión al pasado en cuanto a la conquista del tiempo libre.

En fin, por mucho termino en inglés no dejaremos de preguntamos ¿dónde queda el placer de desconectar por unos días, algo tan necesario como beneficioso para la salud? Muchos aseguran que el verdadero descanso pasa por ser capaces de regalarnos unos días de autoapagón telemático porque evadirse y disfrutar unos cuantos días no debería solo ser recomendable sino obligatorio, ¿o no?

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