David Lynch: las 10 películas que retratan su identidad surrealista
En sus 78 años de vida, el prolífico artista se destacó por su filmografía bizarra, psicológica y fragmentada
Un latido permea los filmes del director de cine, guionista, músico y pintor, David Lynch, quien falleció el 15 de enero a los 78 años, luego de más de 55 años de trayectoria artística.
Tanto en el cine como en los demás medios artísticos, el polímata demostró una intrigante capacidad de mezclar lo macabro con lo cotidiano, la crueldad con la empatía, y lo grotesco con lo psicológico.
Luego de ganar una beca que le permitió estrenar su primer cortometraje, “The Grandmother” (“La abuela”) a sus 23 años, Lynch dirigió 10 largometrajes entre 1977 y el 2006.
La identidad que permea su filmografía le mereció la creación de su propio adjetivo en el diccionario Oxford, “lynchiano”, para referirse a “los elementos surrealistas o siniestros con entornos mundanos y cotidianos” y “la utilización de imágenes visuales convincentes para enfatizar una cualidad onírica de misterio o amenaza”.
Fue nominado múltiples veces a los premios más prestigiosos del mundo. El director ganó más de 25 premios, entre los que se destacan varios como mejor director y premios honoríficos, como el Golden Lion for Lifetime Achievement en el Festival Internacional de Cine de Venecia, en 2006, y un Honorary Academy Award en 2019.
Sus largometrajes
1. Eraserhead (1977)
En su primer largometraje, un hombre navega por un mundo industrial tenebroso, mientras cuida de su hijo monstruoso.
En cuanto a los elementos lynchianos, la película es desconcertante, llena de imágenes extrañas. “Eraserhead” representa su primera exploración en lo absurdo y el horror de la vida moderna, sobre todo en el contexto de alienación, paternidad y el miedo a la responsabilidad.
A pesar de ser su primer filme, la inquietante atmósfera, el perturbador diseño de sonido y la ausencia de una narrativa clara la convierten en una obra lynchiana clásica: onírica y extraña.
2. The Elephant Man (1980)
Esta película se basa en la historia real de John Merrick, un hombre con graves deformidades, y su lucha por aceptación en la Inglaterra de la era victoriana. Vivió entre 1862 y 1890, antes de que se conocieran enfermedades como la neurofibromatosis o el síndrome de Proteus.
Aunque es más realista que la mayoría de sus películas, esta trata temas como:
- La belleza grotesca
- El rechazo social
- La fragilidad de la identidad
La exploración de la empatía y el sufrimiento humano demuestran el interés de Lynch por los estados emocionales complejos. Junto a los aspectos visuales y sonoros, crea un retrato trágico.
3. Dune (1984)
6. Lost Highway (1997)
Un hombre acusado de asesinato experimenta una extraña transformación que le lleva a una realidad paralela y a una línea temporal fracturada.
Este filme es un ejemplo de la fascinación de Lynch por las identidades fragmentadas y la narración no lineal. La estructura onírica de la película, su énfasis en lo psicológico por encima de lo lógico, y sus imágenes inquietantes y perturbadoras son sellos de su esencia.
Por otro lado, las identidades cambiantes de los personajes y la sensación de paranoia que se respira a lo largo de la película son rasgos distintivos de cómo Lynch explora el subconsciente.
7. The Straight Story (1999)
Fue un artista completo. Escribió libros y algunos de los guiones de sus películas; además, fue pintor, músico, fotógrafo y hasta repartidor del Wall Street Journal para sustentarse mientras editaba su primer largometraje. Sus distintas expresiones artísticas exponían la misma oscuridad. Su arte no temía incomodar.
Fruto de su pasión por la meditación trascendental, fundó la David Lynch Foundation, una organización benéfica cuyo objetivo es enseñar sobre los beneficios de la meditación.
En su entrevista de 2019 para la revista de arte contemporáneo, Artforum, el artista vanguardista compartió sobre vivir una vida dedicada al arte:
- “La vida artística es una gran vida. Es café y cigarrillos, quizá algo de vino tinto. Es captar ideas y trasladarlas a un medio u otro. [...] Es adentrarse en ese mundo y perderse en él…”