"Fruitvale station", cómo contar una historia real

Parte del film fue rodado con la técnica de cámara en mano para aportarle credibilidad

Melonie Díaz, Ryan Coogler, Michael B. Jordan, Octavia Spencer y Ahna OReilly
CANNES, FRANCIA.- Oscar Julius Grand III murió el 1 de enero del 2009. Tenía 23 años de edad. Era negro. Vivía en Oakland. Su muerte, ocasionada por el disparo a quemaropa de un policía, provocó importantes disturbios en la ciudad, al no tratarse el hecho como un caso de prejuicio racial, como tal parece que sucedieron las cosas.

Su caso llamó tanto la atención que con ella ha debutado como director el también actor Ryan Coogler, un joven negro como Oscar, que estuvo la noche del jueves cerrando la jornada en la Sala Debussy del festival de Cannes junto a parte de su equipo incluyendo el reparto. "Fruitvale station" ganó un premio especial en el festival de Sundance, y fue la primera en mostrarse en la competencia de Un Certain Regard, con ciertas posibilidades de ganar el premio.


Octavia Spencer, quien hace de madre de Oscar, asumió la producción ejecutiva del filme junto a Forrest Whitaker. Michael B. Jordan da su cuerpo para que Oscar esté vivo a lo largo de la película, y lo hace convincentemente, orgánicamente.

Malonie Diaz, una joven de ascendencia latina que no domina el español ("yo de verdad que no hablo el idioma", confesó a DL) hace de novia de Oscar y madre de su hija, y logra excelentes grados de temperatura actoral, sobre todo cuando se les comunica a la familia la muerte del joven que había sido operado y se encontraba en cuidados intensivos.

"Fruitvale station" es un film bien narrado cinematográficamente, con la inserción en las tomas de imágenes de una pantalla de celular y parte del film fue rodado con la técnica de cámara en mano, para aportarle credibilidad a determinadas escenas que lo ameritan.

No estamos, hay que decirlo, ante un intento de cine de autor. Para nada, ni falta que le hace. Mucho menos ante un film con una fotografía destacable. Es una película que tampoco muestra ese ambiente a veces repulsivo y sórdido de cierta juventud, donde el centro de todo son las drogas y la violencia, si bien ambas cosas están mostradas con adecuadas dósis, porque, eso sí, estamos ante una obra de denuncia social. En ella la indagación sobre las causas que originan esas problemáticas en los Estados Unidos de hoy, está apenas esbozada. Su profundización, no obstante, le hubiese granjeado un mayor vuelo a "Fruitvale station".

Es bueno terminar un día de lluvia y de películas con una obra que provoca las ganas de seguir viendo buenos filmes, no importa que siga lloviendo.