Carlos Hinojosa. In memoriam

El consagrado pintor dominicano fue de los pocos que ha ganado todos los premios en bienales y concursos nacionales

Los personajes femeninos de Hinojosa transmiten una sensación de desamparo. (Fuente externa)

Carlos Hinojosa ha sido uno de los pocos artistas que ha ganado todos los premios en bienales y concursos nacionales. Murió en la madrugada de ayer de un infarto, internado en el Hospital Moscoso Puello.

Hinojosa se formó en la Escuela Nacional de Bellas Artes, teniendo como maestros a Domingo Liz y Gaspar Mario Cruz.

Desde el año 1990 fue constante la apreciación de su obra por parte de los críticos y jurados de concursos, así como de los coleccionistas.

Los personajes femeninos de Hinojosa transmiten una sensación de desamparo, de que algún dios se olvidó de esas personas. Hay un cuadro en particular, Las Cortesanas, en el que aparecen tres chicas de edades indefinidas, con expresiones indefinidas, que se nos presentan en el lienzo como pidiendo ayuda. Al ver el cuadro se te hace difícil pasar a ver el siguiente, porque da pena dejarlas ahí, en un cuadro, en una realidad olvidada.

Sus trazos, inconfundibles reflejaban una profunda conciencia social. Una de sus exposiciones más celebradas fue la titulada A la maniera caribeña, que era un llamado a la sociedad, a la sensibilidad espiritual de los amantes del arte hacia la manera en que se ha estado tratando a las mujeres, y en especial a las niñas.

Un trabajo particular de esta muestra mostraba a la tristemente célebre Sobeida Félix (de Figueroa Agosto), a la que Hinojosa presenta como una muestra, un símbolo del abuso a que la sociedad somete a las mujeres por distintas vías, porque según él esa Sobeida es una de las miles de Sobeidas que tienen que meterse en círculos mafiosos, viciosos o de poder político con tal de resolver sus problemas económicos.

El espacio físico desde donde salen esas mujeres-niñas de Hinojosa está basado en el negro, en la oscuridad absoluta. Carlos Hinojosa usaba como base de sus cuadros el color negro, y a partir de esa oscuridad total, de esa noche oscura y cerrada que es un lienzo pintado totalmente de negro iba sacando hermosos colores y esas figuras femeninas. Otras manifestaciones en sus pinturas fueron la ilusión de trabajo en tiza de un blanco translúcido, casi como una lechada. Algunos de esos trazos que parecen hechos en tiza nos recuerdan a las rayas continuas que de niños hacíamos en las paredes del colegio o de la acera que nos conducía a casa.

Son como rastros que vamos dejando para que nos encuentren, para no perdernos en ese mundo que ha demostrado que es bastante duro, cruel y enigmático para las mujeres-niñas que nos presenta Carlos Hinojosa.

Delante de nuestros ojos, en nuestro tiempo vital, se nos manifestó un pintor que ya apuntaba la trayectoria de clásico dominicano. Un pintor de una personalidad muy definida, muy suya, que creó su propio mundo de figuras y colores.

Carlos Hinojosa se convirtió poco a poco, como todo trabajo bien hecho, en un consagrado pintor dominicano que perdurará más allá de modas y tiempo.

Critico, autor y editor de temas sobre arte. Ha sido editor de la revista Mirada Al arte. Posee estudios sobre dibujo y pintura en Altos de Chavón y en El Estudio de Madrid, España. Miembro del ICOM y del CODAP