El placer de los hombres

Los amamos, pero no siempre los entendemos. La verdad es que a veces nos vuelven locas y no pocas mujeres han llegado a creer que, literalmente, ellos son de Marte y ellas de Venus o de algún otro planeta ajeno al sistema solar. ¡Qué no cunda el pánico! Podemos extender un puente entre ambos planetas y lograr encuentros que a veces llegan a ser mágicos y, por lo general, buenos.

Ahora, de que somos diferentes, somos diferentes. Es lo primero que tenemos que entender. Las diferencias son físicas, psicológicas, culturales y antropológicas. Tienen que ver con la historia más antigua y con los mitos que cada sociedad crea. Antropólogos, sociólogos, psicólogos y sexólogos han escrito amplios tratados para intentar explicar esas diferencias y encontrar el punto de encuentro que se supone debe hacernos felices a ambos.

Sexualidad

Llega la adolescencia, el cuerpo cambia y el sexo hace aparición en la vida de chicos y chicas. Ellas, normalmente llenas de romanticismo en busca del amor verdadero, sin que nadie les marque como enfocar ese despertar sexual. Ellos, por el contrario, son todo energía sexual y empiezan a descubrir el deseo de poseer que, según ciertos antropólogos, es innato. Pero en ambos casos ya se empieza a perfilar un patrón de comportamiento sexual que la misma sociedad marca: el macho activo y la hembra pasiva.

Sea como sea, tanto en el hombre como en la mujer la respuesta sexual tiene tres fases: deseo, excitación y orgasmo.

Deseo

El deseo sexual como tal se produce por nuestra misma naturaleza, es decir, tenemos que reproducirnos. Una vez que la parte mental invade la biológica, se convierte en un objeto de verdadero disfrute entre parejas. Pero entonces hace aparición el elemento cultural, esto es, el deseo sexual masculino es natural, positivo, algo bueno… Mientras que el deseo femenino siempre se empaña con tabúes, medias verdades y elementos negativos. Cierto es que los hombres también tienen que enfrentar sus presiones en este aspecto, porque lo de ser macho entre los machos hace que muchos sientan que no llegan y, por lo tanto, tengan sus problemas a nivel sexual y de relaciones.

Excitación y orgasmo

Al cerebro le llegan los estímulos sexuales a través del cuerpo, sean visuales, olfativos, auditivos o gustativos. Los sentidos se encargan de despertar la libido en ambos géneros. Igual mediante el pensamiento, como puede ser una fantasía sexual.

En el caso de la mujer, la excitación y el orgasmo son procesos que implican la parte física y mental. Lo mismo en el hombre, aunque su reacción física sea más evidente, la erección, entran en juego los mismos elementos que para las féminas. Simplemente se producen a ritmos diferentes.

Para alcanzar el orgasmo como tal debe haber un entendimiento pleno entre cerebro y cuerpo. En los varones, de nuevo, se ve a través de la eyaculación, en las mujeres se siente, y de manera diferente con intensidades diferentes hasta llegar a la sensación plena.

Para ellos siempre es un verdadero misterio si su pareja llegó al clímax. Les ronda en la cabeza que pueda ser simulado. Sea como sea, lo importante es desarrollar los juegos previos, que ambos los disfruten, y respetar los diferentes ritmos para que las estímulos compartidos sean verdaderamente satisfactorios para los dos.

Los especialistas hablan de 4 etapas en el orgasmo femenino: excitación, meseta, orgasmo y resolución. Mientras, para el hombre se definen dos: la emisión y la eyaculación. La emisión es una breve contracción de los músculos que expulsan el semen almacenado en las vesículas seminales y lo conducen hasta un pequeño depósito en la base del pene. Una vez allí, el semen está listo para ser expulsado; entonces el hombre percibe una sensación interna de que va a ser expulsado y llega la eyaculación.

Las nuevas teorías de la perspectiva de género y otras no tan nuevas sobre la influencia de la cultura en el comportamiento sexual de hombres y mujeres, intentan explicar nuestras diferencias.

Penetrar y poseer

La idea de la maternidad, tan fuertemente arraigada, hace que las mujeres sientan deseos de estabilidad y permanencia, enfatiza el sexólogo Rafael Nadal. Mientras, ellos necesitan poseer, necesitan penetrar a la mujer para poseerla. Y ahí radica una diferencia fundamental. No pocos llegan al consultorio del sexólogo por ese problema.

Angela se queja de que en dos años de matrimonio su marido no ha aprendido a apreciarla y que la considera un objeto sexual. Mientras, su esposo no la entiende. Ella le gusta, siente necesidad de estar con ella y se muestra satisfecho cuando tienen relaciones.

El problema es que Ana interpreta que cuando un hombre prioriza el sexo genital sobre la comunicación o las caricias, no la quiere, sólo la desea y se siente utilizada.

Ocurre que tal vez ese "macho" intenta mostrarle que le gusta mucho, que en realidad la desea. Mientras, el hombre siente que es rechazado ante la negación de su mujer a tener relaciones.

El sexo es muy importante para ellos. Pero las mujeres son tan sexuales como los hombres, comenta Nadal, sin embargo, no le dan el mismo significado a la genitalidad. Lo cierto es que para ellos el pene tiene un significado especial y muchas veces en torno al falo gira su masculinidad. Los genes, patrones culturales ancestrales y los peores mitos dificultan el entendimiento.

Estabilidad

Así las cosas, no está de más aprender a cuidar el corazón. Ocurre que cuando la relación está empezando, lo que para ellos no es más que deseo biológico de poseer y ganas de placer sexual, para la mujer puede ser un deseo de intimidad. Al menos así ocurre en sociedades fuertemente patriarcales.

Podemos y debemos no estar de acuerdo con la idea del dominio del varón sobre la mujer, sin embargo, nadie puede abstraerse por completo de su cultura.

"Muy en el fondo, en su inconsciente, las mujeres llevan grabada la idea de permanencia en una relación por el instinto maternal de lograr protección para la prole presente o futura", enfatiza Nadal. Las mujeres somos más propensas a la monogamia y a buscar relaciones estables.

Ahora, una vez dicho esto y establecido someramente las diferencias físicas y psicológicas, hay que decir que muchas cosas que tenemos como verdades incuestionables son sólo mitos.

Diferencias físicas

Son obvias, ¿o no? Bueno, dice el sexólogo Rafael Nadal que el hecho de que los órganos genitales masculinos sean externos, marcan una diferencia importante. Hay quien dice que inconscientemente las mujeres sienten envidia por no tener pene. Nadal entre ellos. En realidad es una teoría de Sigmund Freud que establece que el complejo de castración forma parte de la identidad femenina.

Hay, sin duda, teorías feministas que ponen el grito en el cielo y han acusado a Freud de misógino, como señala Emiliano Galende en el libro "Sexo y Amor". Este tema no sólo ha sido tratado por profesionales de la conducta u antropólogos, el uruguayo Eduardo Galeano lo refiere así en un fragmento de "Memorías del Fuego":

"En la selva amazónica, la primera mujer y el primer hombre se miraron con curiosidad. Era raro lo que tenían entre las piernas.

— ¿Te han cortado? –preguntó el hombre.

— No –dijo ella–. Siempre he sido así.

¿Y ellos?

Los hombres tienen también su complejo. La vagina representa, en cierta forma, el misterio. La doctora Kenia Sanabia piensa que el miedo a la vagina es una de las causas de impotencia y uno de los temores más arraigados en muchos hombres. Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) han aportado nuevos elementos a las relaciones entre hombres y mujeres.

Ciertas o no estas teorías, las diferencias biológicas están ahí. ¡Y qué decir de las hormonas! Las mujeres somos más propensas a cambios de humor y emocionales por causas hormonales. Pero, cuidado, eso no significa que los hombres son "racionales" y las mujeres "emotivas" en términos estrictos. La idea propagada de esa forma tan simplista ha servido para reafirmar la idea de que es mejor que el mundo esté en manos de los "estables" y "racionales".

Por un lado, ahora se valora la inteligencia emocional y los sentimientos de las personas incluso en los negocios.

Así que el hecho de que en general las mujeres seamos más sensibles no es problema y las generalizaciones siempre traen dificultades. Digamos que, en sentido general, las mujeres somos más sensibles, pero eso no excluye a muchos hombres de esa definición.

Errores fatales en la cama

mujer única consultó con diez hombres, a los que respetamos el anonimato, que señalaron algunas cosas que detestan que las mujeres digan o hagan previo o inmediatamente después a un encuentro íntimo.

Nunca, nunca digan que su pene es pequeño, ni en broma. Es preferible obviar el tema.

Hablar constantemente de nuestras extraordinarias experiencias amorosas con otros hombres, sólo aumentará sus celos retrospectivos. Una cosa es la honestidad y otra la imprudencia.

Hablarle de problemas domésticos o de dinero, durante un momento romántico o de intimidad, desaparece la mejor de las líbidos.

Nunca hables de enfermedades, ni de infidelidades pasadas.

Y… les fascina

El sexo oral: los muchachos aman su pene, así que les gusta sentir que le damos importancia, lo admiramos y disfrutamos de más de una forma. (Por suerte, también les gusta hacer el sexo oral a las mujeres).

La coquetería y la seducción de una mujer. Delicadeza sin mojigatería. Eso los enloquece.

Que los elogiemos como amantes y como compañeros. Sentirse admirados.

Vernos desnuda o vestidas de forma sugerente. No importa que tengas unas libritas de más. A los latinos no les gustan demasiado las famélicas.

La mejor opción si no logra la erección es abrazarlo tiernamente y darle un beso. Cualquier comentario puede terminar en desastre.