El Torito: "Uno quiere pa' que lo quieran"

SANTO DOMINGO. El pasado jueves Mao fue el lugar escogido de la geografía dominicana por Héctor Acosta, el Torito, para dar a conocer que esa misma mañana le había comunicado oficalmente que estaba nominado a los Grammy Latino, y para presentar lo que será su nuevo hit, la bachata "Sin perdón", del colombiano Jorge Celedón, aunque en el Cibao ya la están llamando "Pa’ que me quieras".

"Uno quiere pa’ que lo quieran/ uno ama pa’ que lo amen/ y uno no da la vida entera/ pa’ que lo engañen, pa’ que lo engañen" dice el coro, que de tan pegajoso, enseguida se impregnó en la memoria de las casi mil personas presente en Palace, frente a UTESA, donde ofreció un concierto exclusivamente de bachatas.

El Torito es el más exitoso artista dominicano de la actualidad. A la indiscutible calidad de su voz, dueña de registros muy altos y de un diafragma bendecido por Dios, hay que agregar su carisma, su sencillez y su don de buena gente.

"He venido aquí a cantar lo que ustedes pidan, hasta el amanecer", había dicho. Pero cuando faltaban cinco minutos para las 12:00 de la noche, tuvo que dar por conluido el concierto donde cantó "El anillo" dos veces y tres veces la nueva bachata. Tal fue la acogida al nuevo tema y el gustoso accedió a repetirla: "Pa’ que se pegue". Y agradeció a los amigos de Mao por haber colocado ya el tema en la radio local, especialmente a Canalda, un promotor de la localidad.

"He venido hasta Mao para agradecerles el apoyo de siempre y para regalarles la primera interpretación pública de este tema", dijo al inicio del concierto donde cantó "Perdóname la vida", "El breve espacio en que no estás", de Pablo Milanés, y la "Canción del elegido", de Silvio Rodríguez, "Si tú estuvieras", "Primavera azul", "No pude quitarte las espinas", "Esta noche" (de Bienvenido Granda) "Querube", "Paz en la tormenta", "Quizás sí, quizás no", entre otros temas.

"Soy un privilegiado al tener detrás de mí a un grupo de músicos tan excelente", dijo y presentó a quienes lo acompañaron. El público coreó cada una de las canciones, pero –cosa rara- nadie bailó. Hay algo raro en gran parte del público dominicano que pasa en todos los bailes, un gran grupo se dedica a mirar extasiado al cantante. Esta vez pasó lo mismo y allá en Mao, Elizabeth, una rubia bancaria de pelo corto, cuerpo de luna menguante y risa esplendorosa se quedó con deseos de bailar: "Uno quiere pa’ que lo quieran/ uno ama pa’ que lo amen/ y uno no da la vida entera/ pa’ que lo engañen, pa’ que lo engañen".