Pene del Homo sapiens es un órgano de ostentación ritual

Nativo de Nueva Guinea con falocarpio, con lo cual impone estatus social e intenta impresionar a los otros hombres.
SANTO DOMINGO. En una remota tarde de septiembre, a un grupo de estudiantes que participábamos en un curso de conversación francesa en la isla de Guadapupe, se nos ocurrió cantar los himnos de nuestros respectivos países. Cuando los dominicanos apenas habíamos entonado la primera estrofa de nuestro canto patrio, tres chicas de Venezuela se echaron a reír de manera estrepitosa y ofensiva.

Aunque la indignación patriótica nos impidió cantar las estrofas restantes, cuando nos explicaron, a manera de excusa, qué había provocado su risa, no tuvimos más remedio que reírnos con ellas. La imagen que les había parecido tan cómica aparece en los decasílabos finales del primer cuarteto: "y del mundo a la faz ostentemos / nuestro invicto y glorioso pendón". Resulta que pendón, que equivale a bandera militar, en la región de estas chicas es uno de los pseudónimos del pene. A la luz de esta lectura insólita, se nos presentaría como a un pueblo jactancioso, cuyo himno exhorta a sus ciudadanos a alardear ante el mundo de sus hazañas fálicas.

Traigo a colación esta anécdota, porque la teoría más socorrida para explicar, en términos de adaptación evolutiva, porqué el pene humano es más grande que el de los demás primates, sugiere que este rasgo cumple una función de ostentación ritual, como la cola del pajuil o la melena del león.

Algunos biólogos suponen que este pene tan largo facilita la fecundación, que de otra manera sería imposible, dada la forma en que copulan los humanos, casi siempre de frente, y con una variedad acrobática de posiciones de larga y placentera duración.

Ninguna de estas explicaciones resiste un escrutinio riguroso. La posición de frente es también la favorita de orangutanes y bonobos. Los orangutanes (cuyo pene no llega a 2 pulgadas) que la intercambian con la dorsoventral y la posición de lado, mientras cuelgan de las ramas de los árboles, de seguro que necesitarían un pene más largo que el del H. sapiens. En cuanto a la duración del coito (4 minutos es la media norteamericana), es mucho más duradera que la del gorila (1 minuto), que la del bonobo (15 segundos) y que la del chimpancés (7 segundos), pero más breve que la de los orangutanes (15 minutos) y apenas un pestañeo comparada con las 12 horas del ratón marsupial.

Ahora bien, si el pene grande del hombre no tiene nada que ver con el coito, sino que es más bien un órgano de despliegue, ¿a quién va dirigido este despliegue, a las mujeres o a los otros hombres? Algunos antropólogos afirman que es un atractivo despliegue dirigido a las hembras. Sin embargo, muchas mujeres declaran sentirse más atraídas por la voz y los hombros de un hombre que por el tamaño de su pene. De hecho, las revistas que publican desnudos masculinos, son más atractivas para los hombres (mayormente gays), que para las mujeres.

Según esta teoría, el tamaño del pene humano evolucionó como una forma de amenaza u ostentación de estatus hacia otros hombres, lo que explica los muchos monumentos al falo (pene) en la antigua Grecia (y Falo tuvo templos), y los falocarpos que usan algunos aborígenes, adornos cilíndricos de hasta 2 pies de largo y diferentes colores, en los cuales introducen el pene y cuyo propósito es impresionar a los otros hombres. Tal vez esto también explique la mundialmente conocida obsesión de los hombres respecto al tamaño de su pene, obsesión que las mujeres no parecen compartir.

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