Seduciendo a un extraño seduce y no convence

"Seduciendo a un extraño": una historia carente de veracidad en su guión, no por sus actores.

Una escena de la película, protagonizada por Halle Berry y Bruce Willis.
Santo Domingo. Hay películas que estructuran su narrativa en torno a un giro sorprendente que se producirá en algún momento, preferentemente hacia el final de la película. Este tipo de filmes apuesta a engañar al espectador, contándole la historia desde un punto de vista, para luego cambiarlo de forma drástica. A veces resulta el efecto, las más de la veces no.

Es un recurso utilizado en películas de corte policial, en las que el o la protagonista interpreta un personaje dual, en una suerte de relato esquizofrénico. Es el caso de "Seduciendo a un extraño", que cuenta con la atractiva Halle Berry y el adusto Bruce Willis.

El tema

Rowena Price (Halle Berry) es una periodista experta en sacar a la luz escándalos mediante investigaciones de tipo policial, apoyada por tecnología de alto nivel proporcionada por su socio Miles Haley (Giovanni Ribisi), informático experto en violar sistemas de información. Decepcionada por la corrupción que alcanza incluso al periódico en que trabaja, renuncia y dedica todos sus esfuerzos en indagar el asesinato de una amiga de infancia, en la que está involucrado Harrison Hill (Bruce Willis), existoso presidente de una agresiva agencia de publicidad.

La credibilidad

Para que un relato sea creíble no basta con tener actores de trayectoria, el guión debe poner a los personajes en situaciones que sean lógicas y coherentes con la construcción de los mismos. En esta producción se falla desde el inicio con el personaje interpretado por Halle Berry, ya que no logra transmitir al espectador la tinta que lleva en la sangre todo periodista. Más preocupado por mostrar sus generosas caderas, el director olvida lo básico del oficio: escribir. Nunca vemos a la supuesta periodista investigadora escribiendo una línea. Algo parecido ocurre con el antagonista, Bruce Willis, que haciendo de galán conquistador y jefe de agencia de publicidad no convence a nadie.

A nuestro entender esta falta de credibilidad del filme deviene de la indefinición del tipo de historia que se quiso narrar. En otras palabras, da la impresión de que se trataba originalmente de una simple película policial, a la cual se le cambió el oficio del personaje principal por el de periodista, quedando un conjunto de cabos sueltos que atentan contra su resultado.

Jugar con fuego

Pero el yerro medular de esta producción está en lo que decíamos al comienzo: se entrega todo el peso del relato a una escena en particular y si ella falla, fracasa todo el filme. A diferencia de otras películas en que ha ocurrido lo señalado, esta vez el efecto no quedó a cargo de un personaje en particular, sino de la articulación o montaje de la escena clave. Dado que el efecto no se consiguió, la edición de la película se obliga a mostrar escenas anteriores, tratando de dar las explicaciones correspondientes.

Jugar con la credibilidad del espectador resulta peligroso y no basta con ser una "chica Bond" o con ser "duro de matar" , se debe alcanzar un oficio que pocos tienen para conseguirlo con estilo y de manera impecable en términos narrativos. Recomendable para comprobar qque la mezcla de géneros cinematográficos no siempre resulta y que muchas veces es mejor una película que cumpla a cabalidad con lo que se espera de su género.

Perfect Stranger

Estados Unidos, 2007. 109 minutos.

Dirección: James Foley

Guión: Todd Komarnicki, basado en una historia de Jon Bokenkamp

Música: Antonio Pinto

Fotografía: Anastas N. Michos

Intérpretes:

Halle Berry

Bruce Willis

Giovanni Ribisi

Richard Portnow

Gary Dourdan