Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Futuro
Futuro

Coronavirus y futuro

Hoy nos encontramos con una situación que escapa a nuestro control; que nos demuestra nuestra finitud más extrema, condicionada por una Naturaleza sin voluntad que domina nuestro presente y, por ello, nuestro futuro.

La experiencia nos dice que las crisis son el terreno donde germinan nuevas oportunidades. Por eso los analistas de la situación actual se sienten obligados a aportar su propia previsión de futuro. Aceptemos la buena voluntad de muchas de estas previsiones. Lo que es más difícil de aceptar es su consistencia. ¿Por qué?

En primer lugar, porque muchos análisis se basan, casi exclusivamente, en los deseos propios del individuo que lo elabora. Aquél a quien le preocupe un aspecto concreto de la realidad, considerará que éste será el que habrá de cambiar para ajustarse en mejor medida a su propia idea de bondad; es decir, a sus prejuicios, convicciones o expectativas. Confundir deseos con realidad es habitual en nuestra época.

La segunda razón se relaciona con el sistema organizativo donde vivimos: el más complejo de los sistemas no orgánicos que jamás haya existido. No es ilógico afirmar que nadie lo controla a pesar de todos nuestros avances técnicos. Es más, deberíamos ser conscientes de que nuestras acciones sobre él, sin duda, producen efectos; pero no es obvio que estos efectos respondan al propósito con el que se realizó la acción. Del mismo modo, partes del sistema alterados por una acción carente de propósito, producirán efectos que, no por no deseados, serán también determinantes del estado final del sistema. Hoy por hoy no existe un modelo con el cual realizar estimaciones de efectos por acciones.

¿Qué quiere decir esto? Que ya nos pueden decir los políticos o los politólogos lo que quieran sobre lo que va a pasar en los próximos meses. Sus predicciones, por especulativas, valen muy poco. Lo único que, hoy por hoy, se aproxima a una predicción –no siéndolo– es que como sociedad vamos a asumir una responsabilidad crucial: la de impedir que las muertes lloradas y el esfuerzo de nuestros héroes sean patrimonializados por una minoría. Lo que no forma parte de la predicción es el resultado. Dependerá estrictamente de cada uno de nosotros. ¡Ya no depende de ellos!

TEMAS -