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Caetano Veloso
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Caetano Veloso honra en Madrid sus 60 años de leyenda

El cantautor fue investido doctor "honoris causa" por la Universidad de Salamanca

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Caetano Veloso honra en Madrid sus 60 años de leyenda
El cantautor brasileño Caetano Veloso tiene un venerado catálogo de canciones. (FUENTE EXTERNA)

En el año en que otra leyenda coetánea del tropicalismo como Gilberto Gil mantiene su adiós a los escenarios, son muchos los que no han querido perderse esta noche por si acaso la visita a Madrid de un Caetano Veloso que, a sus 81 años, ha demostrado seguir en estado de gracia para honrar su extenso y venerado catálogo de canciones.

Recién investido doctor "honoris causa" por la Universidad de Salamanca, entre otras razones por su amor al lenguaje y por haberse convertido en un iberoamericano universal con más de 50 discos, el brasileño ha ofrecido este miércoles el único concierto en España de su gira europea "Meu Coco".

Ha sido en el madrileño Palacio Municipal de Congresos de IFEMA, ante 2.000 personas que han agotado el aforo de este espacio cinco años después de su última visita a la ciudad, cuando acudió al ciclo estival Las Noches del Botánico rodeado por sus tres hijos varones.

Respecto a entonces, ha llegado acompañado de cinco músicos, con doble percusión, cuerdas eléctricas y teclados, para trenzar un espectáculo gozoso en lo sonoro, un tanto inhóspito sin embargo en su pobre asentamiento en un escenario demasiado grande y que ha tirado de mamparas de tela en los laterales para tapar de una forma muy burda a su equipo técnico.

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Infografía

Es quizás lo único malo que se puede decir de esta nueva cita de Caetano Emanuel Vianna Telles Veloso (Santo Amaro da Purificaçao, 1942) con el público español, a la que ha traído un álbum de título homónimo al de la gira, "Meu Coco" (2021), el cual contiene sus primeras canciones inéditas grabadas en estudio desde que hace casi una década lanzara "Abraçaço" (2012).

Como se ha visto después, sus nuevos temas tienen en realidad una presencia casi testimonial en el espectáculo de hora y media de duración o, cuando menos, mantienen un peso similar al de otros discos mucho más emblemáticos de su carrera, véase "Cinema trascendental" (1979) y "Bicho" (1977).

Si en otras visitas aprovechó para indagar en zonas poco manidas de su repertorio, su actual espectáculo se configura como un viaje arriba y abajo por lo más granado de sus casi seis décadas de actividad, 60 años de leyenda, desde que alcanzó fama como uno de los padres del tropicalismo, para evolucionar después a otros géneros como el rock experimental, el psicodélico, el mezclado con el folk o la bossa nova.

Como uniendo los dos extremos de esa horquilla cronológica, la música ha arrancado pasadas las 9 de la noche con el clásico "Avarandado", de su disco de debut "Domingo" (1967), compartido con Gal Costa, desde el que ha saltado a la actualidad para interpretar "Meu Coco".

Ha sido tras un aplauso encendido y reverencial que ha puesto a todo el público en pie con el simple gesto de salir al escenario, prendado a una guitarra y a sus gafas, sobrio en su vestuario oscuro sobre el que destacaba aún más su cabello plateado.

Cualquiera diría que esa figura enjuta encierra 81 primaveras ante números como el de "Anjos Tronchos", planteado con avidez estética contemporánea, con fogonazos tenebristas al compás de unos ramalazos electrónicos que se hilan a su vez con su ineludible componente de música tradicional.

Comprometido hasta la comicidad (más de una vez ha simulado que iba a arrancarse a bailar las partes más vívidas), Veloso ha hecho las delicias también en este primer tramo de quienes ansiaban escuchar clásicos como "Sampa" o "You Dont Know Me".

"He dedicado estos shows desde su estreno a dos personas, a Perinho Albuquerque y Arto Lindsey, pero esta noche quiero dedicárselo a Jorge Drexler", ha manifestado en sus primeras palabras a los asistentes.

El tramo intermedio ha estado protagonizado por la delicadeza, la de "Ciclamen Do Libano" con sus ecos orientalistas, una rareza dentro del repertorio y una de las canciones nuevas, así como por la de "Cucurrucucú Paloma" a solas a la guitarra, su guiño en español para con este público que ha vuelto a ponerse en pie para celebrar la capacidad emotiva y los aún meritorios agudos de una voz octogenaria.

La fiesta ha llegado a continuación, primero con "Cajuína", despues con "Reconvexo", que ha convertido el patio de butacas en improvisada pista de baile, para rematar con la tierna "O Leãozinho".

En la parte final, además de virguerías como el "poema visual" de "O Pulsar", escrito por Augusto de Campos, ha acogido otras piezas simbólicas e importantes como "A Bossa Nova é foda", la romántica "Baby", "Sem Samba não dá" o "Lua do São Jorge", un aparente remate con todo el sabor de Brasil y 2.000 sonrisas enfrente que aún han disfrutado a modo de bises de "Mansidão" y "Odara" y que se han ido a casa con algo más de certeza de que queda Caetano para rato.

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