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Wilfrido Vargas
Wilfrido Vargas

¡Vamos todos a votar!

En este país, nunca falta el fucú, el salao, el azaroso

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¡Vamos todos a votar!
Wilfrido Vargas siempre ha expresado sus inquietudes sociales a través de su música

Cuando decides hacer una invitación a un sancocho, con intención de pasarla bien, sencillamente y casi que sin pensarlo, tus invitados serán las personas que en el abanico de posibilidades te generen la confianza para pensar en ellos, que te transmitan honestidad y te confieran buena vibra, ese perfil humano que espontánea y naturalmente promueve y procura un buen ambiente, cómodo, agradable y alegre.

En estos espacios, en medio de ese relax, de ese esparcimiento, entras a la vez en reflexiones inteligentes a partir de conversaciones de contenido encantador, provenientes de quienes sin posar de gurús te regalan espontáneamente elementos valiosos para la reflexión.

Esto es un símil de la noción que se tiene de la democracia en la vida doméstica. Por eso la democracia es sinónimo de libertad, libertad que trae consigo felicidad, tranquilidad y bienestar. Y hablando de felicidad, estamos hablando del paraíso que viven los niños donde no conocen de maldad, trampa, patrañas, zancadillas, ni corrupción. Los niños con su ingenuidad, sin prejuicios y por intuición se acercan a amiguitos felices para invitarlos al sancocho.

La personalidad sana es muy parecida al común de la gente decente como somos la mayoría de los dominicanos conscientes. La personalidad sana sabe que existe la gente tóxica, pero no la conoce bien, porque, en su roce, tiende a rodearse también con personalidades saludables entre las que se mimetiza la gente tóxica. Y como una moneda tiene dos caras suele suceder también que la decencia tiene su lado opuesto: El patán, el graduado en la ciencia de la ordinariez y el desfachatado que sabiendo que lo que está haciendo no está bien lo sigue haciendo porque tiene la reputación del sinvergüenza y eso lo hace portador de una licencia que le hace creer que su comportamiento es legal. La naturaleza humana posee instinto para percibir esa sensación de incomodidad que produce esa gente que sin mencionar una palabra con su sola presencia inundan de mala energía todo el entorno.

La personalidad sana es capaz de identificar esos personajes que con una acción, gesto o expresión, pueden cargar e impregnar el ambiente de esa pesadez que contagia de mal humor, de agotamiento mental o cualquier tipo de emoción negativa que fastidia y antes de su aparición no se sentía. Esos seres que vienen cargados de mala vibra, envidia, egoísmo, irracionalidad, apatía, insensatez, necedad; y de ese olfato innato desarrollado para distinguir en el ambiente el olor que expele todo lo tóxico; ese olor que proviene de la gente que habla mal de todo el mundo, que sólo emite comentarios para menospreciar y degradar a otros, gente que causa estrés constante y que de manera inmediata, intuitiva y sin proponérselo te hace apartar, porque con o sin intención o voluntad esta gente es propensa a dañar cualquier momento personal, familiar, social, político o empresarial. Y como se pueden identificar, a esta gente es mejor no invitarla al sancocho.

En este país, nunca falta el fucú, el salao, el azaroso. Si una de estas personas que teniendo el maleficio del fucú y siendo un empresario artístico que hace una inversión millonaria con todas las de la ley para llevar a cabo un mega concierto que inaugura con un descomunal despliegue de fuegos artificiales, no dude usted que su condición de fucú haga que para ese mismo día y justo a esa misma hora en que inicia el colorido estallido de fuegos artificiales estos son apagados por un aguacero que no solo daña el megaconcierto sino que al mismo tiempo es el anuncio de un ciclón que hace que toda la gente salga despavorida y se perdió toda la inversión. Este es un salao.

Hay otros, que de pronto por alguna razón se quedan a pie y tú como un acto de caridad le ofreces llevarlo en tu carro y no alcanzas a arrancar cuando ya estás siendo objeto de un atraco y para completar se te pincha una goma. Estos son otros salaos. Si tienes un amigo que aprecias mucho y para agradarlo lo invitas a ver el juego de tu equipo favorito da la casualidad de que ese día tu equipo pierde.
Siguiendo con la racha de estos personajes, aves de mal agüero, ocurre que si decides hacer sociedad con una persona de estas particularidades el negocio no avanza y si tú no saltas a tiempo de seguro que te vas a la quiebra. Y si vemos un artista de estas características que decide lanzar la mejor canción del mundo con la esperanza de hacerse rico y el resultado final es que el tema no se pega.

Si a la política vamos, solo tiene que afiliarse a un partido un personaje de estos para que el partido quede por debajo del último. Este conglomerado carga con su veto al hombro y es preferible tenerlo de lejitos; ni se te ocurra invitarlo al sancocho.

Por ejemplo, hoy se celebrarán las elecciones municipales en República Dominicana pero todavía no se ha dicho qué pasó con las anteriores. Donde se esperaba tener unas elecciones pulcras y modernas a través del sistema de automatización del voto. Pero este a la hora de la verdad falló. Y se tuvo que parar las elecciones en pleno vuelo, caso inédito y que causa curiosidad. Habrá que ver en qué parte de La Junta Central Electoral (JCE) o del proceso reside o se metió el fucú. Démosle el beneficio de la duda a que fue culpa de un fucú; aunque se especula que fue la ley la que mandó a violar la ley. Ya estas serían palabras mayores y sólo nos quedaría concluir que se jodió el sancocho.

Pero como ciertamente la mayor parte de los dominicanos somos gente decente y consciente, la mejor forma de demostrarlo es evidenciándolo. Mañana tenemos la oportunidad valiosa de manifestar seriamente que creemos en la democracia ejerciendo nuestro derecho a elegir y a decidir qué queremos. Vamos todos a votar!

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