Brasileños vuelven a protestar contra las políticas educativas de Bolsonaro

Las mayores concentraciones tuvieron lugar en Río de Janeiro y en Sao Paulo

Las marchas se repitieron en al menos 77 ciudades de 26 de los 27 estados de Brasil. (EFE )

Los brasileños volvieron este martes a las calles de Brasil para protestar contra los recortes en la educación promovidos por el presidente del país, Jair Bolsonaro, aunque entre las reivindicaciones también se colaron las críticas a la reforma del sistema de pensiones y jubilaciones.

Las marchas se repitieron en al menos 77 ciudades de 26 de los 27 estados de Brasil, pero tuvieron menos fuerza que la convocadas el pasado mayo en todo el país tras un duro bloqueo de fondos a las universidades federales.

Las mayores concentraciones tuvieron lugar en Río de Janeiro y en Sao Paulo, aunque en Brasilia, la capital del país, grupos de estudiantes y profesores universitarios contaron con el apoyo de grupos de mujeres campesinas e indígenas.

En un clima pacífico, los manifestantes se reunieron en la céntrica Avenida Paulista de Sao Paulo para denunciar el "desmonte de la educación", mientras que en la capital fluminense los participantes se concentraron al caer la tarde en los alrededores de la céntrica iglesia de La Candelaria.

"Es importante mostrar al Gobierno que nosotros realmente creemos en la educación pública. Queremos calidad en la educación pública y exigimos que los pobres que no pueden pagar por educación, tengan educación de calidad", dijo a Efe Camila, una profesora de 41 años que participó en la manifestación celebrada en Río de Janeiro.

Entre las reivindicaciones de este martes, los participantes también trasladaron su mensaje de rechazo a la reforma del sistema de pensiones y jubilaciones, el proyecto estrella del nuevo Gobierno en materia económica y que ya ha pasado su primer cribo en el Congreso.

El proyecto que altera la edad mínima para el acceso a la jubilación ha sido aprobado en segunda vuelta en la Cámara de los Diputados y ahora necesita el aval del Senado brasileño.

Con la reforma, rechazada por sindicatos y movimientos sociales, el Gobierno pretende reducir el gasto con un sistema de pensiones que considera "quebrado", acabar con un crónico déficit del sector público y liberar recursos para la inversión en áreas claves.

El Gobierno de Bolsonaro, a través del ministro de Educación, Abraham Weintraub, ha dicho que, de aprobarse la reforma, aumentarán los ingresos y "volverá el presupuesto" del sector educativo.

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