Desencanto y hegemonía marcan al partido de Mandela en 25 años de democracia

Nelson Mandela (EFE)

En su casa de Soweto, Mookho Shonque abre la puerta con una gorra del Congreso Nacional Africano (CNA). “Yo voto al CNA por Mandela”, cuenta a Efe. Como ella, millones de sudafricanos sostienen a ese partido en el poder, pese al desencanto que ha generado problemas como la corrupción.

Fundado en 1912, el antiguo movimiento de liberación que luchó contra el régimen segregacionista del “apartheid” ha ganado, además, todos los comicios generales con porcentajes de apoyo superiores al 60 % desde que llegó la democracia a Sudáfrica hace 25 años.

“Es el mejor partido y a mí me gusta”, recalca Shonque, jubilada y madre de dos hijos.

“El CNA nos lo ha dado todo”, apunta su marido, sentado a su lado en la pequeña sala de estar donde reciben a Efe y uniformado con una camiseta amarilla con la cara del actual presidente, Cyril Ramaphosa, para demostrar a quién va a votar en las elecciones generales del próximo 8 de mayo.

Desde el triunfo de Mandela

El triunfo de Nelson Mandela, hace justo un cuarto de siglo en los primeros comicios multirraciales de la historia de Sudáfrica, supuso el inicio del reinado ininterrumpido del CNA y, si las encuestas se cumplen, el bloque continuará en el poder otros cinco años más tras las próximas votaciones.

La corrupción, especialmente, ha ido empañando la imagen del CNA. No en vano, Zuma fue forzado a dimitir por su propio partido en febrero de 2018, debido a sus escándalos de supuesta malversación de fondos.

Aún así, para los bloques políticos rivales, es muy difícil competir con el aura de “partido de la liberación” que rodea al CNA aunque, en realidad, en los más de 40 años de lucha el “apartheid” hubo muchos más actores involucrados- o contra el legado universal y moral de figuras como Nelson Mandela.

Las generaciones de la democracia

Pese a todo, los signos de agotamiento también están en el aire, cargados con el peso de todas las deudas y promesas a las que aún no ha sabido responder la democracia “arco iris” sudafricana.

“Sé que el CNA va a ganar de cualquier manera, vote yo o no, va a ocurrir. La gente vota con el corazón y al CNA lo llevan en el corazón”, cuenta con resignación a Efe Naty, de 39 años, mientras espera su comida en uno de los restaurantes más populares del barrio de Phiri, ubicado también dentro del antiguo distrito de guetos negros de Soweto (suroeste de Johannesburgo).

Los datos de este vecindario le dan la razón: en todos los colegios electorales de la zona, el CNA se anotó entre el 80 y el 85 % del total de los votos en las generales de 2014, con el controvertido Jacob Zuma, forzado a dimitir el año pasado y procesado actualmente por corrupción, como cabeza de lista.

Para las generaciones que han vivido ya la mayor parte de su tiempo en democracia -y más aún para los más jóvenes, que nunca llegaron a estar bajo el yugo del “apartheid”-, el CNA, sin embargo, empieza a ser un partido que no ofrece respuestas a los problemas.

A veces ese desencanto se traduce en votos para la oposición, liderada por los liberales de la Alianza Democrática (AD) -tradicionalmente asociada al voto de la minoría blanca- pero a la que las encuestas le dan solo alrededor del 20 % de intención de voto.

En el polo contrario, el de la izquierda radical, el CNA también tiene un competidor destacado, los Luchadores por la Libertad Económica (EFF) de Julius Malema, un provocador que lideró las juventudes oficialistas hasta que fue expulsado en 2012 y al que los sondeos electorales sitúan tercero, con en torno al 11 % de apoyo.

En muchas otras ocasiones, sin embargo, el hastío por la superioridad abrumadora del CNA se traduce solo en la desafección política.

“Yo no voy a votar porque no siento que nadie se merece mi voto”, cuenta, sentada junto a Naty, Sibongile, de 40 años y empleada de un centro de atención telefónica de la compañía eléctrica City Power.

El partido de Mandela sufrió un cierto traspiés en las elecciones municipales de 2016, cuando obtuvo el 54 % de los votos, en sus peores resultados electorales desde la llegada de la democracia, y perdió el control de grandes ciudades como Johannesburgo y Pretoria.

Pese a todo, recientes encuestas sitúan la intención de voto para el CNA en el 61 % de cara a los comicios de mayo.

Nadie en Sudáfrica, pues, tiene dudas de que el reinado del Congreso Nacional Africano, a menos que se produzca un cataclismo, aún perdurará.

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