El asediado gobernador Ricardo Rosselló guarda silencio

El ejecutivo de 40 años realizaba tres a cuatro conferencias de prensa a la semana
Rosselló incluso redujo su cordial presencia en internet

Los manifestantes protestan contra el gobernador Ricardo Rossello, en San Juan, Puerto Rico, el viernes 19 de julio de 2019. (AP)

En la fortaleza que data de la Colonia española y que funciona como residencia oficial, el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, está bajo asedio.

Motociclistas, celebridades, entusiastas del hipismo y cientos de miles de personas de la calle se han congregado esta semana fuera de La Fortaleza, en el Viejo San Juan, para exigir la renuncia de Rosselló por los insultos que profirió contra mujeres, opositores políticos e incluso víctimas del huracán María, en un chat cuyo contenido fue filtrado a la prensa.

Rosselló, de 40 años, hijo de un ex gobernador, ha reducido el ritmo habitualmente intenso de sus presentaciones públicas y ha comenzado periodos relativamente largos de silencio en los medios, avivando las dudas sobre su futuro.

Durante gran parte de sus dos años y medio en el cargo, Rosselló venía dando tres o cuatro conferencias de prensa largas a la semana, contestando cómodamente preguntas en español e inglés de la prensa local e internacional. Tiene además presentaciones públicas, entrevistas individuales y reuniones televisadas con políticos visitantes y miembros de su gobierno.

Sin embargo, desde el 11 de julio, cuando Rosselló interrumpió sus vacaciones familiares en Francia y regresó a Puerto Rico para enfrentar las primeras señales de lo que ha devenido en un movimiento en toda la isla para destituirlo, el gobernador ha hecho cuatro presentaciones, todas salvo una en medio de situaciones altamente controladas.

El viernes por la tarde hubo nuevas protestas.

Los portavoces oficiales de Rosselló no responden muchas preguntas, e incluso prácticamente se desconoce su paradero.

La secretaria de prensa del gobernador, Dennise Pérez, anunció su renuncia el viernes en la noche debido a que no ya no podía soportar los insultos y maltratos hacia su persona provenientes esta semana de sus compatriotas puertorriqueños.

Rosselló creció expuesto a los reflectores como el hijo menor de Pedro Rosselló, que fue gobernador de 1993 a 2001. Rosselló padre, uno de los gobernadores más carismáticos y controvertidos de Puerto Rico, emprendió una serie de proyectos de infraestructura que abultaron la deuda pública, lo cual resultó a la larga en la crisis de liquidez heredada por su hijo.

Conocido ampliamente como Ricky, Rosselló hijo comenzó su carrera política en el Partido Nuevo Progresista, que apoya la estadidad. Estudió ingeniería biomecánica en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, la Universidad de Michigan y la Universidad de Duke, y lanzó su campaña para gobernador en 2015 con poca experiencia en el servicio público.

Haciendo a un lado los cuestionamientos sobre si debía su progreso a sus relaciones, Rosselló se presentó como un tecnócrata amable con soluciones para la deuda y la deteriorada infraestructura de Puerto Rico, y derrotó por menos de 3% de los votos a David Bernier, del Partido Popular Democrático, que impulsa una mayor autonomía para la isla respecto de Estados Unidos.

A la fecha, el mayor desafío que Rosselló ha enfrentado fue el huracán María, una tormenta de categoría 4 que azotó la isla el 20 de septiembre de 2017 y destruyó los sistemas de electricidad y telecomunicaciones. Rosselló fue blanco de intensas críticas por su mal manejo de la crisis, en particular porque minimizó las muertes ocasionadas por la tormenta. Aunque algunos de sus funcionarios fueron vilipendiados, Rosselló pareció surgir relativamente indemne, quizá debido a su trato amistoso y no combativo con detractores, oponentes y periodistas.

El gobernador publica a menudo fotografías de sus dos hijos, así como de su esposa y los dos perros de la familia: un husky siberiano y un Yorkshire Terrier. Rosselló una vez suspendió una conferencia de prensa para ayudar a periodistas locales a que retiraran su equipo de la lluvia.

Una de las mayores secuelas de la filtración del chat fue que para muchos puertorriqueños se derrumbó esa imagen de una persona modesta y carismática debido a la misoginia expresada en los mensajes.

“Hacía un esfuerzo, hacía su papel de gobernador”, dijo Jéssica Castro, de 38 años, habitante de san Juan que asistió a la protesta del viernes en la noche con su familia. “La gente está bien desilusionada, él se tiene que ir”.

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