La pandemia acelera la digitalización de la Universidad italiana

El coronavirus sometió a una dura prueba a las universidades italianas, que tuvieron que adaptar las lecciones telemáticas en un tiempo récord, y no solo lo lograron, sino que esa tecnología será esencial en las aulas en lo que dure la amenaza.

El ministro de Universidades e Investigación, Gaetano Manfredi, confirma en una entrevista con Efe que las Universidades abrirán sus puertas en octubre pero lo harán combinando la didáctica presencial con la telemática, un reto que sin duda impulsará su digitalización.

'El coronavirus, como todas las grandes crisis, supone una gran ocasión de cambio. Las Universidades han entendido el poder de las nuevas tecnologías. El reto es que esta experiencia se mantenga y combinar la tradición presencial con las tecnologías', sostiene.

Una revolución digital apresurada

La crisis empujó a las facultades a dotarse de clases telemáticas en muy poco tiempo y el ministro cree que el resultado fue 'óptimo' porque, pese al 'desafío organizativo' que suponía, se logró garantizar el desarrollo de todas las carreras y de las tesis.

La Universidad de Bérgamo (norte), en el epicentro de la pandemia en Italia, decidió suspender temporalmente las clases y estudiar una nueva metodología el 22 de febrero, solo un día después de que se detecta el primer contagio local. Fue el comienzo de la pesadilla.

En la antiquísima Universidad de Pisa (centro) no hay certezas pero la idea que cobra más peso es ofrecer clases a distancia en el primer semestre, con excepción de las prácticas en laboratorio, por fuerza presenciales, indica Marco Abate, responsable de Didáctica.

Esta modalidad, a su parecer, ha sido propicia para responder a una auténtica 'emergencia' y puede servir en el futuro, pero como complemento del pupitre clásico: 'Para el crecimiento personal, las clases presenciales siguen siendo infinitamente mejores', apunta.

En la Universidad de Padua (norte) en octubre ofrecerán todos sus 180 cursos en modo dual. La atención está puesta para los alumnos que no se quieran arriesgar a acudir a clase, en los extranjeros o los que tengan problemas de salud y puedan ser población de riesgo.

'Queremos reiniciar, refundar la Universidad, y la presencia debe ser en seguridad', explica la vicerectora Daniela Mapelli.

Lo mismo ocurrió en el histórico ateneo de Camerino (centro) que, en sus casi 800 años solo cerró pocas veces, como con el paso de las tropas napoleónicas en el siglo XIX o en el terremoto de 2016.

Su rector, Claudio Pettinari, adelanta que en el contexto actual se piensa en ofrecer el método dual para sus 7,500 estudiantes de licenciaturas y 2,500 de máster y otras especializaciones.

Un nuevo curso incierto

El nuevo curso arrancará entre obvios temores, como la exigencia de garantizar seguridad en clase y mantener una oferta didáctica de calidad, pero también preocupa que el empobrecimiento de las familias a causa de la crisis limite el acceso a la Universidad.

El ministro indica que ya se ha aprobado un paquete de ayudas por 300 millones de euros para reducir tasas y engrosar becas y otros 100 millones de euros para ayudar en la digitalización de las aulas.

Otra incógnita es qué ocurrirá con el Erasmus en un país que en 2018 recibió 27,945 estudiantes de este programa de intercambio europeo.

La Universidad de La Sapienza de Roma, la de mayores dimensiones de Europa, teme que los intercambios internacionales, esenciales para su enriquecimiento, se suspendan por las limitaciones de viajes, dice su rector, Eugenio Gaudio.

Mientras, sus facultades ya se preparan para el nuevo curso, y ofrecerán la modalidad dual.

Sin embargo, en estos tiempos de pandemia, la máxima de todas las Universidades de Italia es que la formación debe ser presencial. La distancia es solo una forma más de afrontar la emergencia.

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