La Generación Z habla sobre el acoso sexual
El delito más frecuente a esta edad es el acoso sexual online
El género define la vida social en la República Dominicana y en el mundo. Suena exagerado, pero no reconocía que existía una diferencia abismal entre ser un adolescente y una adolescente hasta que comprendí el impacto social del acoso sexual en mis amigas. Es evidente que ser una mujer en este país es vivir en miedo constante por el comportamiento depravado y hostil que presentan muchos hombres.
Guiado por escribir un artículo objetivo y veraz que se acerque lo más posible a relatar la realidad que viven las adolescentes y jóvenes adultas de esta sociedad, he decidido encuestar a un grupo de jóvenes sobre sus vivencias personales con el acoso sexual. Para ser lo más objetivo posible, debo reconocer mis limitaciones en el tema. En este caso mi mayor limitación es mi propio género, tal vez no pueda expresar el sentimiento de la mujer al máximo, pero sí puedo intentarlo.
El acoso sexual más reconocido sin duda alguna es el físico. Sin embargo, como hombre cuando uno piensa en este tipo de acoso se imagina a un jefe en el trabajo manoseando a su subordinada sin que obviamente está lo desee. Sin embargo, para los jóvenes, el acoso sexual físico es muy popular en las fiestas. Si viejo, cuando intentas “perrearte” a una “jeva” y ella no quiere, no sigas intentando porque al hacerlo, se convierte en acoso sexual. No seas “esa pana” que le agarra tan duro las caderas a una chica a tal punto de que esta amanezca con un “morao”. Tampoco seas ese “amigo” que le gusta forzar con sus amigas para besarla en una fiesta. Cuando digo forzar, me refiero a manipularla o seguir tratando de convencerla para ligar, aun cuando sabes bien que ella no quiere contigo. No debes tomarlo como una ofensa personal, si ella no quiere contigo, no quiere y eso se debería de respetar.
Una mala experiencia
Hablando de respeto, tocaré sobre la ausencia del mismo con los famosos piropos. Si, los piropos son una forma de acoso sexual conocida como acoso sexual callejero. Esto es penosamente común en nuestra sociedad. Un ejemplo de esto es visto en el siguiente extracto de una anécdota de una de las adolescentes encuestadas: “Un hombre bajo la ventana de su yipeta y me gritó ‘diablo y to eso e´ tuyo?’, por razones obvias, empecé a caminar aún más rápido.
El hombre me volvió a gritar, pero esta vez su voz estaba llena de odio. Me dijo ‘Wow, pero la verdad que las carajitas de ahora son malcriadas’. Pensé que se iba a quedar ahí ya que estaba llegando a mi carro, pero el hombre se bajó de su yipeta y corrió tras mío.” Esta situación puede considerarse fuera de lo normal pero la realidad es que más común de lo que creemos.