Ellas se llamaban...

Un semestre sangriento: 37 feminicidios que la sociedad pasa por alto

Con sus trece feminicidios consumados y sus seis intentos fallidos, abril ha sido el mes en el que la violencia de género cegó más vidas de mujeres durante el primer semestre de este año. Desde enero hasta junio, treinta y siete mujeres han sido asesinadas por parejas o exparejas. En doce de los casos, los feminicidas se suicidaron. Varios de los feminicidios fueron cometidos delante de los menores procreados con la víctima o hijos de esta de una anterior relación.

El número de feminicidas que se suicidaron durante este lapso equivale al 32.5% de los agresores. Todavía insuficientemente estudiado, el fenómeno se extiende en el país y en el resto del mundo occidental y encuentra explicaciones que terminan remitiendo al lugar común del remordimiento, la vergüenza social o la elusión consciente de las consecuencias de sus actos por el agresor.

De hecho, estas últimas explicaciones siguen siendo las más socorridas. Pero no son las únicas. Estudiosos y estudiosas de la violencia de género han aventurado otras hipótesis que interpretan el suicidio del feminicida como culminación de la propia conducta machista. Muerta la que era el alimento cotidiano de su masculinidad tóxica, la vida del feminicida pierde sentido porque su acto lo ha llevado a quedarse sin el objeto de su control. 

Un artículo de Andrés Montero Gómez, publicado por el periódico feminista Mujeres en Red, desmonta el presunto miedo a la sanción social, partiendo de que la violencia contra las mujeres, aun la extrema, está legitimada por la cultura, por lo que el feminicida no teme ser sometido al juicio o condena social. Además, la propia y sistemática conducta agresora evidencia su impermeabilidad a las eventuales desaprobaciones.

De hecho, una revisión a vuelo de pájaro de la prensa dominicana alojada en internet, vendría a avalar la tesis de Montero Gómez. En un significativo número de casos, los medios anteponen los datos del feminicida ?suicida o no? a los de la mujer asesinada. Los celos siguen ocupando titulares y las bondades del carácter del agresor, relevadas: era un hombre tranquilo, nunca lo vieron ejercer violencia contra su víctima, era trabajador y buen vecino, por lo que su “inesperado” acto “consterna” al entorno, paralizado en su asombro.

Las publicaciones más procaces, aunque también prensa “seria”, utilizan un lenguaje ofensivo contra la víctima, o les dan crédito a las declaraciones del verdugo sin ningún esfuerzo de comprobación. Sirva como ejemplo el titular “Hombre mata mujer porque lo contagió de enfermedad”. Un periódico “serio” que se hizo eco del feminicidio, solo en el segundo párrafo afirma que “según versiones” esta habría sido la causa. Empero, en su titular y en el primer párrafo de la noticia este contagio no comprobado se toma por un hecho.

“Casi todos los agresores matan a la mujer después de que ella haya decidido abandonarles ?expone Montero Gómez?. Es la pérdida de control lo que precipita el asesinato, y también el suicidio posterior. En violencias sistemáticas, el agresor machista ha construido su universo vital prácticamente alrededor de la dominación traumática de una mujer. Cuando es prolongado, el sometimiento de otro ser humano acaba convirtiéndose en el centro de la vida del agresor, es el referente que le otorga significado primordial a su existencia. Cuando desaparece ese centro, la vida pierde sentido para el torturador”.


Medios para cometer los feminicidios
Arma de fuego12
Arma blanca11
Ahorcamiento6
Degüello2
Golpes2
Asfixia2
Fuego2

La violencia vicaria también está presente en los feminicidios cometidos en el país desde enero. El caso más resonante es el de Reina Margarita Pérez Mella, madre de la chef Raquelita Guerra, muerta de 25 puñaladas por su exsuegro.

Si a los feminicidios consumados se suman los intentos fallidos, para un total de 59 agresiones mortales contra las mujeres, autoridades, medios de comunicación y sociedad podrían encontrar la vía para encaminar esfuerzos más serios para contener la violencia de género que convierte a las mujeres en rehenes del miedo.

Enero

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  • Themis Carolina Cruz Hernández

    Tenía 25 años. Era policía municipal. La mató a golpes su pareja quien, intentando escapar de la justicia, le inyectó una gran cantidad de cocaína para simular una sobredosis. La autopsia reveló que la muerte sobrevino por un trauma cerrado de abdomen. Personas cercanas a la víctima testimonian que el feminicida “acosaba, asediaba, perseguía, manipulaba y ejercía violencia física” contra ella. Ocurrió en el sector Hoya del Caimito, Santiago, el 9 de enero.

  • Dulce Guerline

    Tenía 27 años. La mató a puñaladas su pareja. Los vecinos dijeron haber escuchado una fuerte discusión momentos antes del feminicidio. Nada más se sabe de este caso. Ocurrió en sector Bello Costero, en Puerto Plata, el 25 de enero.

  • Altagracia Inmaculada Concepción Ramírez

    Tenía 40 años. La ahorcó su pareja de varios meses, a quien le había dicho que quería romper. El feminicida se suicidó. De acuerdo con una hija de la víctima, esta salió de su casa para encontrarse con el feminicida. Pocas horas después, la llamaron para enterarla de lo ocurrido. Los vecinos de la casa donde se perpetró el crimen dijeron haber llamado a la policía al escuchar los gritos de la mujer. Cuando la policía acudió, ambos estaban muertos. Ocurrió en Pedro Brand, Santo Domingo Oeste, el 29 de enero.

Febrero

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  • Elizabeth Lantigua Aquino

    Tenía 36 años. La mató de un balazo su esposo, con quien procreó cuatro hijos, quien también hirió de gravedad a su madre Ceferina Pascuala. El feminicida se suicidó. El mayor de los hijos de la pareja, de 14 años, presenció el crimen. La víctima había ido a cenar esa noche a la casa de sus padres, y regresó a la suya alrededor de las once acompañada de su progenitora y una hermana. Casi sin mediar palabra, el feminicida la emprendió a tiros contra las mujeres. Personas cercanas, que conocían la violencia del feminicida, habían aconsejado a Elizabeth poner una denuncia, cosa que nunca llegó a hacer. Ocurrió en Alma Rosa II, Santo Domingo Este, el 12 de febrero.

  • Ceferina Pascuala

    Tenía 70 años. Una semana antes de su deceso, el feminicida de su hija Elisabeth Lantigua Aquino la hirió de cuatro balazos, a consecuencia de los cuales murió. La noche de la tragedia, Ceferina, junto a otra hija, acompañó a Elizabeth a su casa, donde las esperaba el feminicida que abrió fuego contra ellas casi de inmediato. Ocurrió en Alma Rosa II, Santo Domingo Este, el 19 de febrero.

Marzo

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  • Yusberlyn Herrera Ramírez

    Tenía 28 años. La mató de un balazo en el pecho su pareja, quien tras cometer el feminicidio abandonó el país hacia Sudamérica. De acuerdo con la autopsia, el cuerpo presentaba moretones que hacen presumir que antes de matarla, el feminicida la golpeó. Dos taxistas ofrecieron los datos que permitieron a la Policía confirmar la identidad del feminicida prófugo. Desde el principio, las autoridades descartaron que la joven fuera muerta por delincuentes comunes, dado que la entrada al apartamento no fue violentada. Ocurrió en el sector El Embrujo II, Santiago, el 17 de marzo.

  • Inmaculada Aquino Vilorio

    Tenía 29 años. Trabajaba en un colmado del que era copropietaria junto a su marido. La mató de un disparo en la cabeza un hombre que la acosaba. Luego del feminicidio trascendió un audio en el que la mujer pedía a su madre “ponerla en oración” para que Dios alejara de su camino al que terminaría siendo su victimario. “No hay una vaina más grande que una gente obsesionada con otra”, le dice. Tras cometer el crimen, el feminicida vociferó satisfecho su crimen. Ocurrió en el distrito municipal Las Lagunas de Nisibón, La Altagracia, el 29 de marzo.

Abril

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  • Génesis Jiménez

    Tenía 21 años. Era trabajadora sexual. Un cliente la hirió a puñaladas el 27 de marzo, a consecuencias de las cuales murió diez días después. De acuerdo con la versión policial, el feminicida llevó a su víctima y a otra joven a su apartamento hasta que su tarjeta, presuntamente bloqueada, estuviera hábil y pudiera pagar los servicios. En un momento en que la compañera fue al baño, el feminicida hirió gravemente a Génesis. Después, intentó estrangular a la amiga. Los gritos de ambas mujeres alertaron a los vecinos, quienes llamaron al 911, y le impidieron escapar. Ocurrió en el Distrito Nacional, el 6 de abril.

  • María Esther Santana Tomas.

    Tenía 20 años y dos hijos. La mató a palos su expareja, de quien llevaba un largo tiempo separada a causa del maltrato que le infligía. El feminicida insistía en buscar una reconciliación a la que ella se negaba. Tras cometer el crimen, el feminicida abandonó la ciudad para refugiarse en Santo Domingo Oeste, donde fue capturado dos días después de quitarle la vida a la joven mujer. Ocurrió en el Batey de Laura, San Pedro de Macorís, el 7 de abril.

  • Reina Margarita Pérez Mella

    Tenía 72 años. La mató de 25 puñaladas la expareja de su hija Raquelita Guerra en un acto de violencia vicaria. El feminicida también hirió de siete puñaladas al hijo mayor de su expareja cuando intentó defender a su abuela, dejándolo al borde de la muerte. De acuerdo con el acta de acusación, el feminicida, quien tenía orden de alejamiento por violencia de género, se sentó tranquilamente a beber y a fumar. Desde la cárcel, y en solo dos días, hizo 25 llamadas al teléfono de su expareja a quien llamó “mi amor”. Ocurrió en San Isidro, Santo Domingo Este, el 14 de abril.

  • Eulalia María Acevedo Ramírez (Estefany)

    Tenía 24 años. La estranguló su pareja en presencia de sus dos hijas menores. De acuerdo con el acta acusatoria, el feminicida envió una nota de voz a un amigo segundo teniente de la Policía, a quien confesó el crimen. Ocurrió en Santo Domingo Norte, el 17 de abril.

  • Ivelisse Corona

    Tenía 41 años. La mató a puñaladas la pareja de su hija Jelisa Paulino, quien también fue víctima de feminicidio. La versión más socorrida es que, herida, su hija trató de refugiarse en su casa, hasta donde llegó el feminicida persiguiéndola, matándola a ambas. Ocurrió en el sector Villa Paraíso, Sosúa, el 18 de abril.

  • Rosalinda Luciano

    Tenía 27 años. Era propietaria de un pequeño negocio de arreglo de uñas. La mató de 25 puñaladas su pareja en presencia de su hijo de diez años y una sobrina de doce. El feminicida había duplicado inconsultamente la llave de la casa de su víctima, a la que entró subrepticiamente en la madrugada, sacó a la mujer de la cama, la encerró en el baño y la apuñaló, tras lo cual abandonó el lugar a paso lento. Un video captó la imagen de los niños corriendo despavoridos pidiendo auxilio, y de ella, tambaleante, tratando de calmar a su hijo cuando este se le acerca, caminar unos pasos y desplomarse. Ocurrió en el sector Valiente, Boca Chica, el 19 de abril.

  • Yadis Cayo

    Tenía 40 años. Era empleada del hospital municipal. La mató de dos balazos su pareja, con quien había procreado un hijo. Decidida a no continuar con un hombre que sostenía una relación paralela, la víctima abandonó la casa común para vivir donde una hermana, lugar al que se presentó el feminicida. Tras cometer el crimen, el feminicida se suicidó. Ocurrió en Enriquillo, Barahona, el 28 de abril.

Mayo

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  • Yocasta Pie

    Tenía 25 años. La mató su pareja a puñaladas en el cuello y el abdomen. El feminicida se dio a la fuga. La joven, encontrada en estado agónico, murió cuando recibía atenciones médicas en el Hospital Regional Universitario Jaime Mota. Ocurrió en Enriquillo, Barahona, el 17 de mayo.

  • Mileydi Reyes Lara

    Tenía 27 años. La mató a balazos su pareja en la casa común. Ambos habían estado compartiendo con amigos en un centro de diversión. Tras cometer el feminicidio, el hombre llamó a una vecina para decirle que había matado a la joven de manera accidental, y que fuera para comprobarlo, a lo que esta se negó por miedo. También habría intentado comunicarse con familiares, lo que no logró. El feminicida se suicidó. Ocurrió el sector Meriño, de Pueblo Abajo, Monte Plata, el 22 de mayo.

  • Sonia Gómez Paulino

    Tenía 44 años. Trabajaba como conserje en una escuela de su localidad. Tenía tres hijos. La mató a puñaladas su expareja, con quien había roto la relación 14 días antes, tras enterarse de que tenía una amante. El feminicida también trató de matar a una amiga de su víctima que intentó socorrerla. Vecinos de la víctima dijeron que el feminicida le seguía los pasos. Lo definieron como “muy celoso”, pese a lo cual no lo consideraban violento. Ocurrió en Andrés, Boca Chica, el 30 de mayo.

Junio

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  • Rosemary Ulerio

    Tenía 27 años. Tenía un centro de arreglo de uñas y preparaba la apertura de un salón de belleza. La mató de un disparo en el pecho su expareja y padre de sus dos hijos, quienes presenciaron el crimen. Antes, hirió al hombre con quien la joven mantenía una relación. Pese al tiempo separados, el feminicida no dejaba de asediarla, imprecarla y amenazarla. Había dicho a una vecina que la mataría, por lo que esta aconsejó a la víctima abandonar por un tiempo la ciudad. En el momento del feminicidio, atendía a una clienta quien testimonia sus súplicas de que no la mataran. El feminicida se suicidó. Ocurrió en Villas Agrícolas, Distrito Nacional, el 15 de junio.

  • Anny Germán Montero

    Tenía 35 años. La mató a puñaladas su expareja y padre de sus dos hijas, que presenciaron el crimen. El feminicida había dicho que la mataría cuando cumpliera la prisión que le fue impuesta por violencia de género. Ya en otras ocasiones, el feminicida había intentado matarla, y no cesaba de hostigarla, por lo que una de sus hermanas le pidió trasladarse con ella a la capital. Cuentan que, tras cometer el feminicidio, el hombre vociferó “ya salí de ella”. Ocurrió en el distrito municipal Rosario, San Juan de la Maguana, el 25 de junio.

  • Lusy Liliani Matos Rodríguez

    Tenía 41 años. La degolló su pareja, quien intentó salir del país al día siguiente. La víctima tenía tres hijos. Al ser apresado, el feminicida alegó que personas cercanas a ambos le dijeron que ella le estaba siendo infiel. Un vecino confesó haber escuchado los gritos desesperados de Lusy, pero no intervino. Ocurrió en el sector Solares Nuevos, de Bávaro, La Altagracia, el 26 de junio.

Feminicidios fallidos

  • Betty Abreu

    Fue gravemente herida de bala por su expareja, quien mató a un hijo de ella, de once años, cuando intentó evitar que el frustrado feminicida dañara a su madre. Tras matar al niño y herir a Betty, incendió la casa de la mujer, de la que antes sacó a un niño y una niña, de cuatro y seis años, procreados con ella. El hombre había salido recientemente de la cárcel, donde cumplió nueve meses por un intento anterior de feminicidio. Ocurrió en la comunidad La Guajaca del municipio Guayubín, Montecristi, el 10 de enero.

  • Carolina De Los Santo Martínez

    De 35 años, recibió varios machetazos de su expareja, quien la dejó por muerta. La agresión se produjo cuando la mujer se desmontó de su vehículo para adquirir alimentos en un comercio. El frustrado feminicida huyó en el auto de su víctima. Ocurrió en la avenida Libertad, Higüey, el 18 de enero.

  • De ella no se supo el nombre

    No se publicó el nombre de la mujer herida a puñaladas por su pareja en la empresa de zona franca donde ella trabaja su pareja. No se revelaron las consecuencias del apuñalamiento. Ocurrió en Santiago, el 22 de marzo.

  • Lissette Scarlet Guerrero

    Trabajadora sexual, sufrió el intento de ahorcamiento de un cliente que había contratado sus servicios junto a los de Génesis Jiménez, que moriría a consecuencia de las puñaladas que le infirió el feminicida. Ocurrió en el Distrito Nacional el 27de marzo.

  • Alicia Magallanes, Felicia Marte y Lonna Yelisa Cuevas

    Alicia Magallanes, de 32 años, Felicia Marte, de 56, y Lonna Yelisa Cuevas Fermín, de 19 años, fueron atacadas a machetazos por la expareja de la primera, con quien ella se negaba a reconciliarse. Felicia y Lonna son la madre e hijastra de Alicia. Un hijo del hombre, que terminó suicidándose, evitó que consumara los feminicidios. Ocurrió en el sector El Invi, Yamasá, en Monte Plata, el 9 de abril.

  • Génesis Raquel Montero

    De 21 años, fue obligada por su expareja a beber ácido del diablo, que le produjo daños permanentes en la boca y en la parte inferior de la cara. También sus pulmones resultaron a afectados. Ocurrió en Haina, San Cristóbal, el 25 de abril.

  • Estefany Ortiz Ogando

    De 28 años, fue herida de varios disparos por su expareja. Aunque las notas periodísticas dicen que la gravedad de la víctima obligaría a trasladarla a la capital, no se dio seguimiento al caso. El feminicida frustrado huyó. Ocurrió en San Juan de la Maguana, el 29 de abril.

  • Darselys Torres

    Logró escapar de la muerte haciendo una llamada a la policía, que acudió al lugar donde su expareja intentaba asesinarla a machetazos. El feminicida frustrado logró herir a un policía. Ocurrió en el sector Gualey, Hato Mayor del Rey, el 16 de mayo.

  • Johandry Luna

    Fue agredida por su pareja y padre de su hija, quien hirió a cuchilladas a un hijo de la mujer que intentó defenderla. También hirió a la niña procreada con su víctima. Ocurrió en Moca, Espaillat, el 12 de junio.

  • Maricrys Custodio Castillo

    De 37 años, recibió 14 puñaladas de su pareja durante más de diez años. La salvaron de morir desangrada los conocimientos de primeros auxilios de una hija de 17 años. La víctima había pasado todo el día en un velatorio en un lugar sin señal telefónica, por lo que el frustrado feminicida no pudo hablar con ella en las varias ocasiones en que la llamó. Tras huir del lugar, el hombre llamó por teléfono a la hija de su víctima para decirle: “la maté, la maté y volvería a matarla de nuevo”. Ocurrió en el sector Madre Vieja Sur, San Cristóbal, el 22 de junio.

Periodista dominicana, feminista y con una amplia trayectoria en medios radiales, televisivos y escritos.