Los feminicidios no paran: 21 en últimos cuatro meses, ocho de ellos en julio
Las casas de acogida –más que necesarias, imprescindibles–, las líneas de emergencia, la ayuda económica para las víctimas de violencia de género, entre otras, son todas medidas importantes, pero que por sí solas apenas rozan el problema
Cuatro menores presenciaron el feminicidio de sus madres
Las muertes de mujeres a manos de sus parejas o exparejas continúan imparables. Al finalizar julio, el año acumula 35 feminicidios, puntas del iceberg de una violencia de género que todavía no encuentra respuestas institucionales eficaces.
Convertidos en mera estadística, los feminicidios son ingredientes discursivos. En su rendición de cuentas en febrero de este año, el presidente Luis Abinader presentó como un logro la reducción en un 20 % de esta expresión extrema de la violencia de género durante su primer mandato. Las cifras comparadas le dan la razón, pero eso no basta. Más aún, la baja no necesariamente puede atribuirse de manera exclusiva o preponderante a acciones del Gobierno, este o cualquier otro.
En la combinación de factores que sí la explicarían, está enfrentar una cultura que propende a la violencia y que tiene a las mujeres como principales víctimas. De ahí que, para contextuar de manera adecuada el drama de los feminicidios, deba recurrirse igualmente a las estadísticas sobre violencia de género y la violencia intrafamiliar.
Las denuncias acumuladas por ambos tipos de violencia son indicativas del mar de fondo: 31,908. De estas, 10,253 corresponden a violencia de género física y verbal; 1,043 a agresión sexual; 583 a violación sexual; 438 a acoso sexual y 257, a incesto. El resto de las denuncias se reparten entre la violencia intrafamiliar, violencia patrimonial, seducción de menores y exhibicionismo.
Son estas violencias el caldo de cultivo de la siega de vidas de mujeres de todas las edades. Violencias que permanecen incorporadas a nuestras realidades personales y sociales como si pertenecieran al orden natural de las cosas.
Las casas de acogida -más que necesarias, imprescindibles-, las líneas de emergencia, la ayuda económica para las víctimas de violencia de género, entre otras, son todas medidas importantes, pero que por sí solas apenas rozan el problema.
El caso de Bona Delfa López, de quien el director de la Policía Ramón Antonio Guzmán Peralta dijo que no denunció a su agresor por miedo al escándalo, es ejemplo paradigmático de la necesidad del cambio de cultura institucional y social: en tres ocasiones acudió a la Policía para radicar una querella, y en las tres no la recibieron porque «no había sistema». Con toda seguridad, los agentes con quienes habló fueron incapaces de prever el riesgo porque la violencia contra las mujeres no constituye para ellos un delito que estén llamados a prevenir. Al exculparlos con su imprudente -y embustera- afirmación sobre la víctima, Guzmán Peralta abonó la cultura de la indiferencia en una institución llamada a ser piedra angular del sistema de protección.
- Ella se llamaba Wendy Josefina Peña Bonilla
Tenía 41 años. La mató a puñaladas su pareja, padre de su hija más pequeña, de siete años, frente a la cual, y a otro niño de una relación anterior, el feminicida consumó el crimen. La víctima tenía otros cinco hijos e hijas. Según familiares, el feminicida había amenazado con matarla. El día de la tragedia, la familia asistió a la piscina. De regreso a su casa, la víctima llamó a una de sus hijas para decirle que el feminicida la estaba provocando. Los dos menores la alertaron sobre el ataque a su madre, pero no llegó a tiempo para salvarla. Los vecinos de la víctima retuvieron al feminicida y lo golpearon antes de entregarlo a la Policía. Ocurrió el 5 de abril en el barrio Las Flores, Moca.
- Ella se llamaba Amairis Darleni Alcántara Javier
Tenía 18 años. La mató a puñaladas su pareja. Graduada recientemente de bachiller, continuaba estudiando. Controlador compulsivo, el feminicida la maltrataba físicamente con frecuencia. Le tenía prohibido hablar incluso con sus familiares. Las rupturas y reconciliaciones eran frecuentes, pero poco antes de su muerte ella había decidido romper de manera definitiva. Al ser apresado, el feminicida dijo a la Policía que actúo impulsado por voces demoníacas. Ocurrió el 28 de abril en el sector Pueblo Abajo, Sabana de la Mar, Hato Mayor.
- Ella se llamaba María Cecilia Reynoso Gómez
Tenía 61 años. La mató a puñaladas su pareja por más de 30 años, con quien habría discutido por este negarse a acudir a una cita médica para tratar su diabetes. Alertados por los gritos de la víctima, los vecinos acudieron a la casa y la encontraron gravemente herida. Murió cuando recibía asistencia médica. El feminicida tenía antecedentes penales por intento de homicidio en el 2007. Ocurrió el 20 de mayo en el sector Ponce Adentro, Los Guaricanos, Santo Domingo Norte.
- Ella se llamaba Rosa Delia Ruiz Báez
Tenía 38 años. Bionalista, trabajaba en el Instituto Dermatológico. La mató a balazos su pareja en momentos en que ella sostenía en sus brazos a un niño de dos años, hijo de ambos. Familiares afirman que la víctima «vivía con miedo». Controlador, el feminicida la acosaba de manera constante, llegando a no dejarla visitar a parientes y amigos. Cometido el crimen, el feminicida intentó huir en un vehículo, pero fue interceptado por vecinos y entregado a la Policía. Ocurrió el 26 de mayo en sector Los Guandules, Distrito Nacional.
- Ella se llamaba Julissa Altagracia Gómez
Tenía 51 años. Murió seis días después de que su pareja le propinara una paliza que le provocó muerte cerebral. Era madre de cuatro hijos mayores de edad. La víctima fue encontrada en estado crítico por uno de sus hijos. Antes de perder el conocimiento, identificó a su feminicida. Según sus parientes, Julissa no denunció la violencia de que era víctima «por miedo y vergüenza». La agresión ocurrió el 9 de junio en el sector Camboya, Santiago.
- Ella se llamaba Bona Delfa López
Tenía 45 años. La mató de un cartuchazo en el pecho su expareja, de quien tenía seis meses separada. El feminicida también hirió a un joven panadero que ella había contratado para instalar una panadería. Dueña de tierras, pertenecía a una asociación de productores. En tres ocasiones, la víctima intentó poner una querella contra el feminicida, pero en el destacamento policial no se la recibieron alegando cada vez que «no había sistema», denunció su hija. Frente al eco encontrado por el caso, el director de la Policía Ramón Antonio Guzmán Peralta afirmó que la víctima no denunció a su agresor porque «no quería escándalo», provocando la indignación de importantes sectores de la opinión pública. Ocurrió el 21 de junio en el sector El Mamón, San Juan de la Maguana.
- Ella se llamaba Yessica José
No se publicó su edad. Su cadáver con signos de ahorcamiento fue encontrado en la casa donde residía. Según versiones de medios locales, la pareja de la víctima habría avisado a los vecinos y a las autoridades, desapareciendo después. La Policía inició las investigaciones con la premisa de que se trató de un feminicidio cometido por el prófugo. Ocurrió el 29 de junio en el barrio San José, en Duvergé.
- Ella se llamaba Mindalis Núñez
Tenía 31 años. La mató de dos balazos su pareja. Cinco niños y niñas, hijos de la víctima, quedaron en la orfandad. Según versiones sobre el crimen, la víctima y su feminicida discutieron a la salida de una discoteca. Él la acusaba de haberle sustraído diez mil pesos, dijo una hermana que la acompañaba. Ocurrió el 13 de julio en Villa Hermosa, La Romana.
- Ella se llamaba María Teresa Espinales
Tenía 40 años. La mató a balazos su expareja, de quien se había separado dos semanas antes. El feminicida esperó la llegada de su víctima a la casa, disparándole a quemarropa. Ocurrió el 21 de julio en paraje Muchas Aguas, del municipio de Cambita Garabitos, San Cristóbal.
- Ella se llamaba Roselin Fortunato
Tenía 24 años. Era empleada del Metro. La mató a balazos su expareja, quien también disparó a su exsuegra cuando intentó evitar que matara a su hija. El feminicida se presentó intempestivamente en la casa de su víctima con quien sostuvo una discusión, presumiblemente por su negativa a retomar la relación. El feminicida se suicidó. Ocurrió el 29 de julio en sector Mata Gorda, en el municipio Santo Domingo Norte.
- Ella se llamaba Edilenia Custodio
Tenía 27 años. La mató a puñaladas su pareja, quien también hirió gravemente a la hija de once años de su víctima. Tras cometer el crimen, el feminicida se dio a la fuga. Ocurrió el 31 de julio en sector Los Maestros, municipio Monte Plata.
Aprueban declarar el 23 de septiembre como “Día Nacional del Pelotero” en honor a Osvaldo Virgil
Las redadas migratorias de Trump tienen en jaque a granjas, fábricas y construcciones en EE. UU.
RD oficializa cuidados maternos y neonatales respetuosos en currículo de enfermería
Realizan la charla “Salud cerebral para papá”