¿Dónde están los riesgos?

El reto crediticio del sector agropecuario es uno que debe ser más atendido por las autoridades, por los propios productores y por la banca en si. Un reto que, por su relevancia, analizaremos en mayor profundidad en una próxima entrega.

La cartera de crédito de la banca es un reflejo, en gran medida, de la realidad económica de una nación. Según van los préstamos por tipo de actividad económica, por su clasificación de riesgo y su morosidad, por a quién se le presta y dónde están ubicados geográficamente, sabremos qué tal está la salud financiera de un país.

Afortunadamente, y esto es gracias a los avances logrados por la Superintendencia de Bancos en los últimos 10 años en materia de compilación y divulgación de los datos sectoriales y económicos de los clientes bancarios, es mucho lo que podemos aprender de la banca sobre la condición económica actual.

De hecho, me atrevería a afirmar que tenemos una de las bases de datos de analíticas crediticias más avanzadas en toda la región de América Latina, que compite incluso con estándares de clase mundial. Un logro que es justo reconocer.

En la primera gráfica mostramos un primer corte de cómo entender los riesgos sectoriales de la economía dominicana. Lo hacemos identificando el porcentaje de las carteras por industria, de la actividad privada y empresarial, que están clasificadas como “D1”, “D2” y “E”, los tres más bajos niveles posibles conforme las normas prudenciales actuales.

Cabe recordar que esa clasificación toma en consideración, sobre todo, un análisis de la capacidad de pago de los agentes económicos de estos sectores, sus estados financieros, índices de desempeño y otras variables financieras.

Sorprenderá que el turismo tiene más del 30% de su cartera de crédito con una pobre o débil clasificación. Mucho de esto tiene que ver con la calidad de la información financiera de esos clientes. En contraste, cabe destacar las mejoras notables recibidas por los préstamos al sector comercio y manufacturero, con un desempeño muy superior.

“La profundización crediticia adicional puede verse obstaculizada por los efectos de exclusión, ya que la inversión en deuda soberana (actualmente el 123% por ciento de su capital) ofrece una rentabilidad atractiva y no conlleva requerimientos de capital.” Fondo Monetario InternacionalInforme del equipo técnico del artículo IV de 2019