La urgencia de apertura económica subyace bajo reforma constitucional en Cuba

CUBA. Los profundos cambios propuestos en la reforma de la Constitución cubana, como la eliminación de las aspiraciones comunistas, la creación de un primer ministro y el reconocimiento de la propiedad privada, tienen como trasfondo la acuciante necesidad de acelerar las reformas económicas en la isla.

La mala salud crónica de la economía cubana ha empeorado en los últimos dos años por la crisis en Venezuela, que ha recortado drásticamente los envíos de petróleo subsidiado, y el giro hostil de Washington hacia La Habana tras la llegada de Donald Trump, quien ha recrudecido el embargo que su país mantiene sobre Cuba.

Renunciar al término comunismo en la nueva Carta Magna que debate en el Parlamento del país caribeño “tiene poco impacto político pero en lo ideológico alivia la discusión sobre las reformas entre las élites políticas y las bases”, señaló a Efe el analista cubanoamericano Arturo López Levy, catedrático de la Universidad de Texas.

En Cuba, el término “reformas” se refiere a las medidas aperturistas impulsadas por Raúl Castro (2008-2018) para atraer inversión extranjera e impulsar -aunque bajo un férreo control- el sector privado para aliviar las abultadas plantillas estatales.

Para el disidente de izquierda moderada Manuel Cuesta Morúa, el cambio de nomenclatura “indica cierto realismo, cierta adaptación a lo que está pasando en el mundo y en Cuba”, aunque sin obviar que el Partido Comunista sigue siendo el único legal.

“Puede ser interpretado como una buena señal, hacer una Constitución realista y no utópica. Pero dudo de si vamos a terminar con una constitución o con un programa constitucional de un partido político al final del día”, cuestionó.