¿Está acabando contigo tu vida digital?

Si no tomamos control de la demanda de nuestra atención de las diferentes tecnologías en nuestras vidas, tanto en lo laboral como personal, nuestra salud, productividad, vida social y, con ello felicidad, continuarán en juego

No sé si ya has llegado a esta sensación que a veces siento, algo abrumante, sobre todos los correos que recibo, por varias cuentas empresariales y personales, más toda la información a través de las redes sociales a las que por trabajo y recreo estoy suscrita, sin olvidar todos los mensajes de los distintos grupos de WhatsApp y miembros individuales que cada día entran a mi computador y celular solicitando mi atención.

¿Cuáles son los perjuicios para nosotros si no tomamos control del tiempo que dedicamos a nuestra vida digital?

El Centro Nacional de Información Biotecnológica de USA informó recientemente que la capacidad de atención humana ha descendido por debajo de la de un pez de colores. Son solo ocho segundos: ¡da miedo!

El otro día fui a una farmacia y la cajera estaba embelesada mirando su celular. Cuando se dirigió a hacer su trabajo, había que grabar la manera en que estuvo contando el dinero para devolverme, parecía un niño de 5 años y es que no entiendo cómo los dueños de los negocios permiten el uso de celulares personales en áreas donde a las personas se les paga por un rendimiento, no por entretenerse.

“Un estudio de 2010 indicó que, si bien la tecnología (computadoras, celulares, correos y apps) permitía a las personas aumentar su productividad a un 83%, a la vez influía en el incremento de su nivel de estrés en un 53” Kirssy LorenzoEscritora, conferencista y coach


Hace meses que inicié mi indagación de cómo priorizar y no permitir que las distracciones digitales me desenfoquen de lo que es más importante para mí a la hora de gestionar mi tiempo. Estamos tomando decisiones a diario y se supone que estos recursos son para hacernos la vida más fácil, no para robárnosla.

Así que aquí te comparto las decisiones que me están permitiendo permanecer más aterrizada en este aspecto, esperando que puedas adoptar algunas de ellas:

1. Lo primero fue definir, de acuerdo con mis responsabilidades, prioridades y metas, ¿en qué momentos del día o bajo cuáles circunstancias sería oportuno revisar mi correo electrónico y navegar en las redes sociales?

2. Desactivé las notificaciones de mis redes sociales.

3. Instalé WhatsApp en el desktop de mi computadora para así no tener que mirar el celular. Esto me permitió permanecer por 2 y hasta 4 horas sin ponerle la mano al celular y evitar la tentación de, cuando iba a leer un mensaje, revisar otras apps instaladas.

4. Cambié a WhatsApp Business, que te permite enviar respuestas automáticas a las personas que te escriben, de manera que sepan que no vas a responder de inmediato, y dándoles la alternativa de llamar si es urgente. Así, limitas la cantidad de veces que esta app interfiere en el manejo efectivo de tu tiempo.

5. Desactivé las notificaciones de los grupos de WhatsApp que no tuvieran que ver con mi trabajo. Me sali de los grupos que en algún momento entré y que ya no eran tan importantes ahora. Apenas hoy pertenezco solo a 3 grupos.

6. Activé las notificaciones de aquellas Apps que me ayudan a obtener mis metas: corrector de postura, tomar agua, hacer ejercicio, etc.

7. Me programé para revisar los correos solo 4 veces en el día: en la mañana después de revisar mi agenda y definir mis prioridades del día (muchas personas es lo primero que hacen); a media mañana; al retorno del almuerzo; y antes de abandonar la oficina. Muchos permitimos que sea el correo que defina nuestra agenda, cuando realmente tus prioridades debes definirlas tú.

8. Una vez llego a casa, me separo del celular, a eso aproximadamente de las 6:00 p.m. Si estoy dando un taller, solo lo reviso en el coffee break.

9. Apago el celular a las 10:00 p.m. y no duermo con él cerca de la cama.