2026: una oportunidad

Siete acciones urgentes que el gobierno debe tomar para impulsar el PIB en 2026

El crecimiento del Producto Interno Bruto en 2025 fue menor al potencial (5.0%), lo que exige una acción gubernamental sensata y oportuna para 2026. (Archivo)

Es una realidad que en el año 2025 el PIB del país registró una tasa de crecimiento menor a la que tradicionalmente había logrado en los últimos 30 años. Dicho de otra manera, en el año 2025 la economía no creció a un nivel razonable en comparación con la tasa potencial de 5.0 % que se considera posible en condiciones normales. Sobre este comportamiento se han ofrecido suficientes explicaciones que pueden entenderse como razonables. Ahora, al concluir el año 2025, lo prudente sería actuar con sensatez y evaluar oportunidades y restricciones para tomar las decisiones que nos permitan obtener lo mejor del 2026; tarea en la cual el gobierno debe emprender los primeros pasos.

Corresponde al gobierno auto evaluarse; ponderar críticas; identificar fallos y comprometerse con sus oportunidades de mejoras; pero sobre todo, mostrar firmeza con las cosas que deberían o no realizarse para facilitar que los resultados del 2026 sean diferentes. En nuestra opinión el año 2026 se presenta como una oportunidad que podría traducirse favorable para mejorar el crecimiento económico en un escenario menos convulso en el plano internacional, que coincide con el excelente clima de paz social y política que tiene el país. Dos condiciones operan en esa dirección: la primera se refiere a la capacidad de resiliencia que han mostrado algunos de los pilares de nuestra economía, lo cual debe ser aprovechado en el marco de un clima de perspectivas de incertidumbre geopolíticas más favorables que las del 2025; en segundo lugar, existe una coyuntura internacional que, de igual forma, luce ventajosa en términos de tasas de interés, precios del petróleo, precios favorables de algunos productos claves de exportación y finalmente, la estabilidad que se observa en los flujos de capitales de inversión y remesas.

Estas son condiciones que indudablemente nos colocan como país en una perspectiva diferente a la de muchos países de la región. Es nuestra oportunidad  para acelerar la economía a un nivel que nos acerque a la senda tradicional del PIB, de más empleo y bienestar social. Sin embargo, entiendo que el éxito de este propósito dependerá, en gran medida, de la firmeza y convicción del gobierno en asumir una postura temprana con la toma de decisiones que entendemos necesarias para restablecer el dinamismo perdido. 

Considerando que el sentido de oportunidad es clave para la implementación de políticas públicas, dadas las condiciones existentes y con cierto grado de pragmatismo, el gobierno debería ponderar opciones de decisiones para arrancar el nuevo año con un paquete de acciones que sean razonables y entendibles de cara al manejo fiscal de corto plazo y necesarias para un empujón de la actividad económica a la mayor brevedad posible. Algunas opciones serían:

  1. Postergar toda propuesta o iniciativa de discusión sobre reforma fiscal. En este momento sería un ruido no conveniente.
  2. Evaluar con realismo y transparencia las políticas de subsidios de los combustibles y al sector eléctrico. Sugiero un desmonte de dichos subsidios al 50 % en el primer semestre del 2026.
  3. Redefinir algunos aspectos del alcance y cobertura de los programas de ayudas sociales. Tal como se ha recomendado y de acuerdo a las mejores prácticas, estos programas de ayuda sociales deben ser focalizados y condicionados a ciertos niveles de compromisos de sus beneficiarios. Igual examen debería realizarse en los gastos de publicidad.
  4. Disponer los arreglos presupuestarios necesarios para realizar el ajuste por indexación salarial de conformidad a lo establecido por Ley. Es una medida justa y oportuna para estimular el consumo privado. Sugiero que el desfase acumulado se normalice en el intervalo de un año, es decir entre enero de 2026 y 2027.
  5. Concentrar esfuerzo y recursos financieros en acelerar la terminación de los proyectos de inversión pública en proceso o en fase de iniciación. La autopista Duarte, las líneas del metro y la carretera del ámbar son solo una muestra de importantes proyectos que no han avanzado de la forma prevista para su ejecución.
  6. Modificar el perfil de negocios del estatal Banco de Reservas a los fines de desarrollar un programa de financiamiento de impacto en  apoyo al dinamismo del sector de construcción. Este programa debería abarcar  a los desarrolladores de proyectos y a sus adquirentes  a una tasa de interés que estimule de manera efectiva la oferta y demanda de soluciones habitacionales.
  7. De último, pero no menos importante, parece que se hace necesario un cambio en el perfil de la composición del Gabinete y demás cargos de jerarquía. En términos promedio existe  un déficit de capacidad gerencial y superarlo supone obviar los compromisos políticos e incorporar capital humano que genere más confianza y capacidad de resultados. 

Adoptar estas u otras medidas de manera oportuna, con firmeza y adecuada comunicación, no sólo generaría un impulso a la economía,  sino que también, iría creando un escenario de mayor certidumbre en el sector privado, dos condiciones que serían necesarias para el inicio de un diálogo nacional sobre el alcance de las reformas pendientes, dentro de las cuales estaría, por supuesto, la fiscal; la cual podría consensuarse en la segunda mitad del 2026 para entrar en vigor a partir del 2027.

El inicio del 2026 puede ser una oportunidad para “cambiar” o ajustar algunos aspectos de las políticas públicas vigentes con el objetivo de crear un punto de inflexión en la trayectoria de la marcha de la economía ( PIB) y de su perspectivas a corto plazo. Me temo que el no hacer nada diferente nos coloca en el riesgo de que el país pueda navegar como un barco a la deriva. El 2026 es un año muy importante para medir el desempeño de la actual gestión de gobierno y parece que ya no tendremos muchas excusas o posibilidades de identificar culpables. Es un buen momento para iniciar un año creando optimismo y confianza, tomando decisiones oportunas y razonables en busca de un mejor año. ¡Se puede!