Emprender mirando alrededor

La visión sencilla del éxito, crear lo que no existe

Félix —Felito— García, el empresario exitoso, cuenta su historia sin épica, como quien enumera hechos. Dice que al regresar de estudiar en el Instituto Tecnológico de Monterrey, en México, se dio cuenta de algo elemental: los negocios no siempre están donde uno los imagina, sino donde hacen falta. Volvió a Santiago y miró a su alrededor con ojos nuevos. No había agencias de alquiler de vehículos. Tampoco servicios de seguridad privada organizados. Ahí empezó todo.

Arrancó sin grandes discursos ni planes grandilocuentes, observando vacíos, detectando necesidades concretas. Apostando a que, si el servicio no existía, alguien tenía que crearlo. Decidió ser ese alguien y con el tiempo, el emprendimiento se convirtió en empresa. Luego en grupo. Luego en una diversificación que hoy abarca energía, infraestructura, medios de comunicación, agroindustria…

García habla de crecimiento sin nostalgia y sin complacencia. No para porque siempre hay algo nuevo por hacer, que mejorar, que invertir. Cree en el país, no como consigna, sino como práctica. Invierte, genera empleo y planifica aquí.

Ya empezó a integrar la familia al relevo natural de los negocios. No como herencia pasiva, sino como responsabilidad compartida. Su historia recuerda algo sencillo y a veces olvidado: emprender también es mirar lo que falta y atreverse a empezar.

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