Halado por los cabellos

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha aceptado conocer el caso “Esperancita”, una joven dominicana que murió porque los médicos que la atendían decidieron no someterla a una quimioterapia que podía provocarle un aborto terapéutico.

Esta situación es catalogada por grupos pro aborto de los Estados Unidos que promueven la acción como una violación a los derechos humanos de la menor. Otra vez, RD en el medio.

Hay que estirar demasiado los conceptos para considerar una decisión tomada por un médico o un grupo de facultativos como una violación a los derechos humanos.

Los médicos se enfrentan todos los días a estos dilemas de carácter moral, pero ese es su trabajo y para eso están entrenados y facultados.

Cuando deciden no realizar un procedimiento a una persona por razones médicas, no están violando los derechos humanos: se está tomando la decisión más sensata en términos científicos que, a lo sumo, daría lugar a una demanda por mala práctica.

Si la sensatez se impone, el caso no debe prosperar en la Comisión.

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