Un país de privilegios

Uno de los aspectos que más irrita del subdesarrollo es la persistencia de notables injusticias, muchas de las cuales provienen de privilegios que desafían toda lógica y al más común de los sentidos.

La nueva Ley Orgánica de la Policía Nacional ha ampliado el tiempo de servicio, de 20 a 25 años, para poder optar por la pensión en ese cuerpo. Eso no lo discutimos, pero ese aumento del tiempo de servicio que impone nuevas durezas a los que ya estaban cerca de la edad anterior de retiro, contrasta negativamente con las privilegiadas pensiones que se otorgan legisladores, regidores y administradores estatales, en muchos casos con apenas pocos años de servicio.

¿Cuál es la razón para pensionar con sueldos de lujo a personas en edad de trabajar, que apenas duran pocos años en la administración pública o en empresas estatales, cuando los empleados de esas instituciones tienen que durar varias décadas para lograr la suya?

Solo cuando acabemos esos privilegios podremos hablar de democracia en el país.