Gonzalo Celorio escribe contra el olvido en "El metal y la escoria"
Para el escritor mexicano, la novela tiene mucho más poder que un estudio o ensayo
MADRID.- Si hay algo que tiene claro el escritor mexicano Gonzalo Celorio tras escribir "El metal y la escoria" es que la literatura es sana y ejerce labores de exorcismo, porque gracias a este libro, en el que indaga en su pasado familiar, ha podido rescatar la memoria perdida y alejar el miedo al alzhéimer.
Una enfermedad que han padecido su padre y hermano, de la que el autor habla en el último capítulo de esta epopeya familiar sobre tres generaciones que conforman un friso sobre la historia de México, desde 1874 cuando sale de España su abuelo y llega al país norteamericano, hasta el exilio español republicano, con episodios entrelazados con la revolución cubana o nicaragüense.
"Es un libro cuyo primer manuscrito es de 1973 y no es que haya tardado 40 años, sino que cuando eres joven uno no tiene los instrumentos para hacer esta ambiciosa novela", explica a Efe Celorio (1948).
"El metal y la escoria", publicada por Tusquets, recoge una historia que siempre le habían ocultado al escritor y autor de "Y retiemble en sus centros la tierra".
"Es una historia que me han vetado durante toda mi vida, pero un escritor es curioso y como no había nada publicado sobre personas que eran anónimas, he tenido que utilizar también mi imaginación, algo que no es muy diferente a lo que hace un historiador, que ilumina con su imaginación las zonas oscuras", subraya.
Y es que el abuelo de Celorio, desde que llegó a México en 1874 y empezó a trabajar de tendero fue amasando una gran fortuna, que después se encargaron de perder su hijos en "alcoholismo y parrandas", salvo el padre del autor.
"Esta historia no se contaba nunca, era un tabú familiar y eso fue azuzando mi curiosidad, pero a falta de testimonios reconstruyo una historia que se parece mucho a la realidad; a diferencia de la historia, siempre tiene la premisa de la verosimilitud, y estoy convencido de que la novela puede hacer calas de referencias más que todos los discursos económicos o estadísticos", explica el académico.
Para el escritor mexicano, la novela tiene mucho más poder que un estudio o ensayo. "La literatura tiene una concepción de la realidad más amplia que cualquier otro discurso. Yo aprendí más del campo mexicano por Juan Rulfo que todos los tratados de los historiadores, economistas o estadistas que hayan hablado del medio rural mexicano", matiza.
"La paradoja de esta novela es un duelo a muerte entre la muerte y la memoria y el olvido, y la paradoja es que en la medida que se recupera la memoria histórica se va perdiendo la memoria individual", advierte Celorio, miembro de número de la Academia de la lengua Mexicana.
En el último capítulo de "El metal y la escoria", el autor escribe como si tuviera alzhéimer, algo que le ha quitado totalmente el miedo, según reconoce. "Después de escribir esto, ya no tengo miedo, ya está contado, ya lo he escrito", advierte.
La novela cuenta cómo el abuelo, dueño de un emporio de bebidas alcohólicas ve cómo sus hijos dilapidan la fortuna con continuos viajes a Madrid. Cuando uno de sus nietos, de la tercera generación, retoma la iniciativa económica se tiene que enfrentar a una amenaza esperada: la pérdida de la memoria.
Solo el nieto menor, Gonzalo Celorio, empeñado en entender qué pasó a la familia, será capaz de reconstruir las vivencias y peripecias de su triunfo y derrota.
Pero la novela también recoge varios capítulos de la historia; por un lado, la emigración española de finales del XIX y por otro el exilio español republicano "y estas dos Españas de signo contrario y contrapuesto han tenido una incidencia fundamental", matiza el autor, para quien sus grandes maestros fueron los exiliados republicanos en México.
"El metal y la escoria", publicada por Tusquets, recoge una historia que siempre le habían ocultado al escritor y autor de "Y retiemble en sus centros la tierra".
"Es una historia que me han vetado durante toda mi vida, pero un escritor es curioso y como no había nada publicado sobre personas que eran anónimas, he tenido que utilizar también mi imaginación, algo que no es muy diferente a lo que hace un historiador, que ilumina con su imaginación las zonas oscuras", subraya.
Y es que el abuelo de Celorio, desde que llegó a México en 1874 y empezó a trabajar de tendero fue amasando una gran fortuna, que después se encargaron de perder su hijos en "alcoholismo y parrandas", salvo el padre del autor.
"Esta historia no se contaba nunca, era un tabú familiar y eso fue azuzando mi curiosidad, pero a falta de testimonios reconstruyo una historia que se parece mucho a la realidad; a diferencia de la historia, siempre tiene la premisa de la verosimilitud, y estoy convencido de que la novela puede hacer calas de referencias más que todos los discursos económicos o estadísticos", explica el académico.
Para el escritor mexicano, la novela tiene mucho más poder que un estudio o ensayo. "La literatura tiene una concepción de la realidad más amplia que cualquier otro discurso. Yo aprendí más del campo mexicano por Juan Rulfo que todos los tratados de los historiadores, economistas o estadistas que hayan hablado del medio rural mexicano", matiza.
"La paradoja de esta novela es un duelo a muerte entre la muerte y la memoria y el olvido, y la paradoja es que en la medida que se recupera la memoria histórica se va perdiendo la memoria individual", advierte Celorio, miembro de número de la Academia de la lengua Mexicana.
En el último capítulo de "El metal y la escoria", el autor escribe como si tuviera alzhéimer, algo que le ha quitado totalmente el miedo, según reconoce. "Después de escribir esto, ya no tengo miedo, ya está contado, ya lo he escrito", advierte.
La novela cuenta cómo el abuelo, dueño de un emporio de bebidas alcohólicas ve cómo sus hijos dilapidan la fortuna con continuos viajes a Madrid. Cuando uno de sus nietos, de la tercera generación, retoma la iniciativa económica se tiene que enfrentar a una amenaza esperada: la pérdida de la memoria.
Solo el nieto menor, Gonzalo Celorio, empeñado en entender qué pasó a la familia, será capaz de reconstruir las vivencias y peripecias de su triunfo y derrota.
Pero la novela también recoge varios capítulos de la historia; por un lado, la emigración española de finales del XIX y por otro el exilio español republicano "y estas dos Españas de signo contrario y contrapuesto han tenido una incidencia fundamental", matiza el autor, para quien sus grandes maestros fueron los exiliados republicanos en México.