Padres, ¡dejen que los niños jueguen!

El educador Donald Gotz explica por qué jugar es la mejor manera de que los niños aprendan a usar su imaginación para desarrollar su sentido del bien y del mal o exploren su creatividad

Los padres deben asegurarse de que sus hijos no estén sobrecargados de trabajo para que tengan tiempo de jugar. (Shutterstock)

Como padres, todos intentamos hacer lo mejor para nuestros hijos, ya que crecen tan rápido ante nuestros ojos. Los amamos, los alimentamos, los educamos y los llevamos a todas partes. Nos ponemos de acuerdo con los padres de los amigos de nuestros hijos para organizar fiestas, jugar, dejarlos, recogerlos o que se queden a dormir.

Pasamos una enorme cantidad de tiempo luchando para que hagan los deberes, limpien sus habitaciones, se cepillen los dientes, se peinen/cepillen el pelo, encuentren la ropa de educación física, sean puntuales, digan por favor y gracias y se bañen.

Pero con todo esto nos hemos olvidado de lo más importante que debemos hacer los padres.... ¡Dejar que los niños jueguen!

Desde el preescolar hasta el instituto, jugar es la mejor manera de que los niños aprendan a usar su imaginación para desarrollar su sentido del bien y del mal, explorar su propia creatividad, aprender a compartir, tomar decisiones, jugar a los roles y simplemente divertirse. 

Muchas veces hemos dado un regalo maravilloso en una caja grande sólo para descubrir que la caja era más divertida que el propio juguete. Una caja de televisión o de frigorífico tiene semanas de creatividad. Un cordón de zapatos viejo puede convertirse en un proyecto creativo, las botellas de agua de plástico en una campana de viento o una nueva aplicación en un estudio de diseño artístico. Para los niños mayores, la tecnología que crees que está perjudicando sus habilidades sociales puede convertirse un día en su profesión. Es un nuevo mundo en el que hemos entrado. 

Haz lo mejor para tus hijos, sea cual sea su edad, dándoles el espacio para ser creativos, usar su imaginación libremente, correr y ensuciarse para que puedan crecer con la cabeza despejada y sentirse cómodos con ellos mismos y con las decisiones que tomarán. Todo empieza con la libertad para jugar. Así que.... Deja que los niños jueguen.