La intuición: nuestra infalible brújula interior

La intuición no es magia sino una brújula biológica con la cual los todos seres humanos estamos dotados. Cuando aprendemos a sintonizar con percepción íntima e instantánea de una idea o una verdad y a escucharla atentamente, nuestra vida cambia

Todas las personas tienen intuición, un sexto sentido o ‘visión del corazón’ que permite ver la vida de otro modo. (EFE)

A menudo hablamos o escuchamos hablar de presentimientos, corazonadas, pálpitos, perspicacia, olfato, vislumbres o sagacidad, en referencia a distintas manifestaciones de la denominada intuición

Pero ¿en qué consiste exactamente la capacidad de intuir: ese sexto sentido o superpoder humano que los diccionarios definen como “la facultad de comprender las cosas instantáneamente, sin necesidad de razonamiento” o “la percepción íntima e instantánea de una idea o verdad que parece evidente para quien la experimenta”?

Por otra parte, ¿cuáles son los procesos neurológicos que guían eso que llamamos percepción intuitiva? ¿Cómo podemos aprovechar esa brújula interior innata en nuestro día para tomar las mejores decisiones y avanzar hacia nuestro bienestar?

Respuesta rápida, emocional y no verbal

“La intuición no es magia, es biología fina”, señala Ana Asensio, psicóloga sanitaria, psicoterapeuta y doctora en neurociencia, que expone en su nuevo libro 'Escucha a tu intuición' sus últimas investigaciones sobre esta facultad humana y ofrece claves prácticas para sacarle partido. 

Es que “las repuestas están en nuestro interior, solo tenemos que aprender a dejarnos llevar y escucharlas”, según Asensio, que es especialista en tratamiento de la ansiedad, el estrés y la depresión, experta en autismo, profesora universitaria en la Universidad Alfonso X y directora del centro de psicología Vidas en positivo, en Madrid, España.

“Desde el punto de vista neurocientifico, la intuición es una respuesta rápida, emocional y no verbal del cerebro basada en la experiencia acumulada, los patrones aprendidos y las señales del cuerpo”, explica Asensio en una entrevista con EFE.

Señala que esta respuesta “se activa a través de circuitos inconscientes que procesan la información incluso antes de que la razón llegue a intervenir”.

Asensio destaca que “la intuición es la brújula con la que venimos “de serie”, haciendo un símil con aquellos elementos que un vehículo (en este caso los seres humanos) trae de fábrica de manera preestablecida. 

Sin embargo, ese elemento “de serie” permanece en modo espera o ‘stand by’, en muchas personas ya que a pesar de que todas disponen de esa brújula desde que vienen al mundo, en general la mantienen inactiva, desconocen su poder o no saben cómo utilizarla de manera eficaz.

La poderosa red cerebral intuitiva

“Solamente necesitamos volver a sintonizar con la intuición. Cuando lo hacemos, todo cambia: las decisiones, los vínculos y el rumbo de la vida”, destaca la doctora Asensio.

“Cuando tomamos decisiones ‘viscerales’ o tenemos una ‘corazonada’, en realidad está actuando una red cerebral compleja que activa distintas estructuras de nuestro cerebro”, puntualiza esta psicóloga y neurocientífica.

En esa red participan la amígdala cerebral, que detecta si hay peligro o no; el hipocampo cerebral, que va a los archivos de nuestra memoria; y la denominada ‘red neuronal por defecto’ que tiene recogido y a nuestra disposición todo aquello de lo que no somos conscientes y que mantiene una comunicación constante entre el cerebro, el corazón y el cuerpo, según explica.  

“De hecho, estudios como el Iowa Gambling Task (Bechara et al., 1997) han demostrado que el cuerpo ‘sabe’ antes que la mente cuál es la mejor opción, es decir que “antes de que podamos explicarlo, ya lo estamos sintiendo”, recalca.

Añade que “además, el corazón genera un campo electromagnético que puede anticipar cambios en el entorno segundos antes de que ocurran, como demostró una investigación del HeartMath Institute”. 

“Por eso, cuando percibimos que algo ‘nos vibra’ en el cuerpo, no es casualidad: es el sistema nervioso captando sutilezas que la mente aún no ha codificado”, señala Asensio.

Entrenando nuestra facultad de intuir

Consultada acerca de cómo podemos ejercitar en la vida diaria nuestra brújula interior o superpoder intuitivo, esta experta señala que “la intuición es como un músculo: si la entrenas, se afina; si la ignoras, se atrofia”.

“La clave para sintonizar con esta percepción, radica en detenernos para sentir antes de decidir, en medio del ruido mental”, explica Asensio, que ofrece a continuación, algunas formas concretas de entrenar nuestra intuición:

Haz pausas en presencia plena y conexión con tu cuerpo

“Antes de responder un mensaje importante o tomar una decisión, respira hondo y pregúntate: ‘¿Cómo se siente esto en mi cuerpo?’. A veces el estómago se encoge, el pecho se abre o la piel se eriza. El cuerpo es un radar brutal”, señala Asensio.

Ejercita la autoescucha diaria

“Al final del día, pregúntate: ¿En qué momento sentí algo que luego se confirmó? ¿Dónde y cuándo no me escuché a mí mismo? Llevar un ‘diario de la intuición’ fortalecerá tu confianza interna y te ayudará a conocerla”, recomienda.

Practica el silencio consciente y la respiración

En realidad “el silencio no es vacío, es espacio. Permanecer cinco minutos al día sin estímulos ayuda a que suba el volumen de esa voz interna de la intuición, la cual NO grita, sino que susurra, y sobre todo, siempre sabe”, señala esta experta.

Confía en la primera impresión (pero revísala después)

“En muchos casos, la primera sensación es la más pura. Luego llegan el análisis, el miedo o la racionalización. Aprende a distinguir cuándo es tu intuición la que habla… y cuándo habla tu miedo disfrazado”, recomienda Asensio.

Diferenciar la intuición del ruido mental

Y ¿cómo podemos identificar una intuición verdadera y diferenciarla del ruido mental o las sensaciones intrascendentes que solemos experimentar en determinados momentos? 

“Una intuición verdadera se siente como una certeza serena, no como una urgencia ansiosa. No grita, no justifica, no necesita pruebas. Es un “sé que esto es así” sin saber explicar del todo por qué”, explica la doctora Asensio. 

“En cambio, el ruido mental suele venir con dudas, argumentos repetitivos, miedo o necesidad de controlar”, puntualiza.

La fundadora y directora del centro ‘Vidas en positivo’ ofrece a continuación cuatro claves para poder diferenciar la intuición verdadera del ruido mental:

  • “La intuición es breve, serena y clara, mientras que el ruido mental es circular, cansino, repetitivo”, explica.
  • “La intuición te da paz, aunque te diga algo incómodo, pero el ruido mental te agita, incomoda, enreda”, puntualiza.
  • “Mientras que la intuición aparece de manera espontánea, es un sentir especial, es un saber, el ruido necesita que lo pienses una y otra vez”, señala esta especialsita.
  • “La intuición conecta con tu cuerpo y produce conexión cuerpo, mente, alma. En cambio, el ruido se queda atrapado en la mente”, concluye la doctora Asensio.

(Texto: Daniel Galilea)

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