Miguel Bosé: “Mi problema fue sobrevivir a los monstruos que eran mis padres”

Este libro, puntualiza, “no es un ajuste de cuentas, sino un ejercicio de entender”

El cantante español Miguel Bosé charla con Efe sobre su libro de memorias, “El hijo del Capitán Trueno”, sobre el que sobrevuela el peso y la sombra “de un padre todopoderoso, acostumbrado a que su voluntad fuera ley”. (EFE/ Chema Moya)

En el momento más comprometido en la vida de Miguel Bosé, el hijo del torero Luis Miguel Dominguín ('Dios en la tierra') y la actriz Lucía Bosé ('La mujer más bella del mundo') intenta hacerse entender en un libro de memorias a través del peso de su ADN y las vivencias infantiles en un ambiente extraordinario, para lo bueno y para lo malo.

“El problema que tenía Miguelito fue sobrevivir a diario a esos dos monstruos que tanta sombra y tanto eclipse causaban”, comenta al echar la vuelta atrás a su niñez en una entrevista celebrada hoy en Madrid, tras el ejercicio de reflexión previo depositado en su primera autobiografía, 'El hijo del Capitán Trueno' (Espasa).

El título, como la canción del mismo nombre que lanzó hace 20 años, alude a la decepción impresa en los ojos de su padre que marcó su infancia y adolescencia. “No reunía las condiciones que buscaba en un heredero: machote, cazador, rudo. Yo era de vena más lombarda, sensible, y leía mucho”, rememora el cantante.

“Lucía, el niño va a ser maricón”, cuenta en el libro que un día le espetó el torero a su esposa, unas “dudas y sospechas” que intentó mitigar llevándoselo con solo 10 años de safari a Mozambique y allí, además de contraer el paludismo, intentó que lo “iniciase en la hombría” una chica de 16 años.

De aquel viaje, que terminó desencandenando la separación de sus progenitores, cuenta ahora que en el fondo fue 'liberador'.

“Para qué pelear más”, se dijo al considerar que Dominguín, sobre el que proyectó una imagen temible, había perdido toda esperanza en él.

Este relato es en ese sentido también una reivindicación de las mujeres 'alfa', en especial de aquella a la que se refiere como una 'diosa' y 'la madre más perfecta que ningún niño podría desear (...). 'Y cuando se me acercaba y me abrazaba, esas pocas preciosas y contadas veces, yo cerraba los ojos y me dejaba ir', escribe.

¿Cambiaría su infancia por un hogar más convencional donde el amor fuese más explícito? “En este momento vivo en esa casa, mi casa, que tiene todo aquello que me faltó: los abrazos, el cariño”, replica Bosé, un 'pulpo baboso' con sus hijos, antes de apostillar: “Pero de haber vivido en un lugar diferente no sería como soy, ni tendría este carácter, porque en las dificultades se forjan los caracteres más que en las bonanzas”.

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