Los anillos olímpicos despiertan ilusión y rechazo en el día de la apertura

Dos mujeres se toman una foto ante los aros olímpicos en la jornada de inauguración oficial de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que no contará con público en las gradas, este viernes. (EFE/Emilio Lavandeira)

Poco antes de la apertura de los Juegos, los japoneses no quieren perderse hoy los anillos olímpicos que un escuadrón dibuja en el cielo de Tokio, mientras la antorcha llega sin ser vista y voces en contra del evento quedan rodeadas por la policía.

A pesar del sofocante calor, cientos de ciudadanos esperaron en los parques, las calles y puentes que rodean el emblemático edificio metropolitano de Tokio donde un escuadrón de las Fuerzas de Autodefensa dio la bienvenida a la antorcha olímpica con acrobacias aéreas de color amarillo, negro, azul, rojo y verde.

Unas nubes juguetonas amenazaron el visionado, pero en esta mañana soleada el clima no fue el único impedimento para escuchar el rugir de los aviones en el cielo de Tokio.

Cientos de japoneses llegados de todo el país y organizados en grupos también tomaron las inmediaciones del ayuntamiento, protestando por la llegada de la antorcha y la celebración de los Juegos Olímpicos.

Oposición dentro y fuera de Tokio

A por el recuerdo y la foto

Mientras, con el ruido de la protesta de fondo, cientos de japoneses buscaban el mejor lugar donde avistar el cielo en medio de los rascacielos, agolpándose con grandes cámaras y teléfonos en mano.

Mayores y pequeños, familias y amigos, nadie parece querer perderse el instante -que apenas durará segundos- en lo que ya es una tradición nipona de los Juegos.

La memoria colectiva y los más mayores, niños en aquel entonces, todavía recuerdan el escuadrón que en sus primeras olimpiadas, los Juegos de 1964, dibujó anillos de colores sobre las calles de Tokio para dar inicio al sueño olímpico.

'Espero que las nubes nos dejen verlo', comenta un espectador de 66 años que vio por televisión, por primera vez en color, aquella apertura histórica con los anillos en el cielo.

'Esta vez la apertura será un poco triste, hubiese sido mejor meter algo de público', opina.

Tras varios minutos de espera, con un poco de retraso debido a las densas nubes, los aviones aparecen repentinos y hacen estallar el cielo en colores.

La gente exclama gritos de júbilo, un anillo verde y rojo se asoman y cuando desaparecen, el público arranca en un aplauso colectivo.

Para Koji Tsuchida, de 59 años y llegado de la ciudad de Yokohama solo para estos segundos, 'ha sido bonito verlo en directo, a pesar del ambiente alrededor con los manifestantes y el contraste entre la gente que está contenta y la que no'.

'Es la primera y última vez en mi vida, aunque mi mujer no quiso acompañarme', dice antes de calzarse la gorra y perderse entre el gentío para abandonar el lugar.

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