Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales

Milton Ray Guevara: Maestro

Acaso uno de los rasgos que distinguen la posición del profesor Ray Guevara respecto de sus predecesores es el giro operado en el enfoque del derecho constitucional en los últimos lustros.

No tuve la fortuna de ser su alumno, pero para mí siempre ha sido El Profesor. El modelo de docente con el que todo universitario, preocupado por el derecho público, quiere encontrarse en el aula asignada para el curso de Derecho Constitucional. Ni su nítido perfil de diplomático, ni su paso por el Congreso; ni su desempeño como ministro o, incluso, como juez, han podido opacar esa condición primaria de docente desde la que siempre lo he percibido.

Así que nunca, ni en los eventos académicos, ni en los encuentros casuales; ni en la solemnidad del tribunal que preside, ni en la informalidad de las fiestas (que las hay), he podido tratarlo con otro título que no sea el de profesor, ni desde otra condición que no sea la de maestro.

Con una recia formación académica, obtenida en los mejores centros franceses de estudio del Derecho Público, con una experiencia de más de 40 años como docente de Derecho Constitucional, el profesor Milton Ray Guevara es un momento singular en la tradición del constitucionalismo dominicano. Una tradición que hunde sus raíces en los debates del Congreso Constituyente de San Cristóbal, pasa por la obra insigne de Eugenio María de Hostos, prosigue en los ensayos -poco conocidos por nuestros juristas- de don Rafael Justino Castillo y Hernán Cruz Ayala, si sólo habláramos de nuestro temprano siglo XX. Pero que más tarde se prolonga con don Manuel Amiama, Juan Manuel Pellerano Gómez, Julio Brea Franco y Juan Jorge García, entre otros ilustres precusores del estudio de la Constitución y del derecho constitucional en el país.

Acaso uno de los rasgos que distinguen la posición del profesor Ray Guevara respecto de sus predecesores es el giro operado en el enfoque del derecho constitucional en los últimos lustros. Un giro al que se ha sabido adaptar con una flexibilidad inusual en un hombre de su tradición académica y de su dilatada experiencia. Me refiero al giro hermenéutico que significa el paso del entendimiento de la constitución como un mero programa político -limitada a las cuestiones relativas a la organización del poder-, a su comprensión como norma jurídica en sí misma, a la vez que como base de todo el sistema normativo.

Se trata de una ductilidad cognoscitiva inusual en un medio en el que la pereza del pensamiento y la petrificación de los enfoques suelen acompañar a la experiencia y al paso de los años. Debe ser motivo de gran orgullo y satisfacción -cuando se viene de una tradición tan aislada y de tan escasos y esporádicos cultores del derecho público- haber perseverado hasta alcanzar a ser testigo protagónico de la emergencia de una nueva pléyade de jóvenes que, por primera vez como generación, han convertido la Constitución y el Derecho Constitucional, en el eje de sus preocupaciones académicas y de su ejercicio profesional.

Comprender la trayectoria del hombre de Estado y la del profesor, es fundamental a la hora de analizar la fisonomía que su liderazgo ha logrado imprimir en el Tribunal Constitucional, cuya primera promoción le ha tocado presidir. Por un lado, la experiencia política, propia de su condición de hombre de Estado, ha sido clave en la búsqueda de los consensos y los acuerdos necesarios para la solución de los complejos casos y las sensibles controversias que ordinariamente se presentan en un órgano colegiado tan numeroso.

Por otro lado, su condición de Profesor a tiempo completo está dejando una impronta fundamental en el Tribunal Constitucional. Además de la importante función jurisdiccional que lleva a cabo esa Alta Corte, el liderazgo del profesor Ray Guevara como docente ha logrado convertirla en la más importante academia de estudio y difusión del Derecho Constitucional en el país.

La realización anual de cuatro diplomados, en promedio, durante estos casi nueve años, llevados a cabo a lo largo de casi toda la geografía nacional, con una media de participación de 70 personas en cada uno; la definición de una línea especial de formación dirigida a periodistas, con el propósito de contribuir a que la información servida por los medios de comunicación sobre temas constitucionales se produzca en los términos más próximos al lenguaje de la Constitución y los derechos; la exitosa realización de cuatro importantes congresos internacionales sobre Derecho y Justicia Constitucional en los que han participado algunos de los más insignes constitucionalistas de Europa y América Latina, son solo ejemplos de lo afirmado más arriba.

La institucionalización de esa formidable labor académica se acentúa con la creación y puesta en funcionamiento del Centro de Estudios Constitucionales y sus departamentos de Difusión y Divulgación de la Constitución, Capacitación e Investigación y Documentación y Publicaciones.

A estas alturas, seguramente estará usted preguntándose por qué estoy contando estas cosas. Pues, en primer lugar, porque era un pendiente en las cuentas de mis afectos y mis gratitudes. En segundo, porque justo hoy, a las 5 de la tarde, el Instituto Dominicano de Derecho Constitucional, con el apoyo de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, presenta el Liber Amicurum en homenaje al profesor Ray Guevara. Y en tercer lugar, porque todavía no logro curarme del cargo de conciencia por no haber tenido el tiempo suficiente para concluir oportunamente mi colaboración en esta magna obra. Mis sinceras disculpas, querido profesor.

No se pierdan la presentación de esta obra, que estará acompañada de un panel de lujo sobre los primeros 10 años de la Constitución reformada en el año 2010, integrado por Allan Brewer-Carías, Enrique Arnaldo Acubilla, Flavio Darío Espinal y el Director de este diario, Adriano Miguel Tejada.

Felicitaciones al IDDC y a Eduardo Jorge Prats, porque en medio de la crisis sanitaria y del estruendo de la campaña política han sabido encontrar un espacio al pensamiento reflexivo que el debate jurídico necesita.

TEMAS -