El confinamiento general desata protestas en Túnez
Túnez, 10 may (EFE).- El confinamiento general de una semana decretado por el Gobierno tunecino este domingo para combatir el alza incontrolada de contagios por la Covid-19 ha desatado una ola de indignación y rebeldía en el país norteafricano, pese al estrés que sufren los hospitales congestionados y el hecho de que sea el segundo a nivel mundial en tasa de mortalidad.
En el primer día de restricciones, y a pesar de los controles de la policía en las entradas y salidas de los pueblos y ciudades, miles de ciudadanos salieron a las calles para pasear, comprar y visitar a los parientes pese a que está prohibido abandonar los domicilios excepto para cuestiones esenciales y están vetadas las reuniones.
En ciudades como el Kef (oeste), Bizerta (norte) o Sousa (centro-este), uno de los núcleos de la ahora arruinada industria turística tunecina, miles de trabajadores, comerciantes, artesanos, salieron a la calle para protestar contra una medida que calificaron de desproporcionada e injusta.
REBELIÓN DE LA PATRONAL
En esta última ciudad, la patronal (UTICA) anunció, incluso, que desoiría este lunes el decreto del Gobierno y que pediría a sus asociados que abrieran los comercios y prosiguieran el trabajo de forma regular.
La oficina de la UTICA en la ciudad meridional de Gabes emitió la noche del sábado un comunicado en el que pedía al Gobierno que anule las medidas, entre protestas del gremio de la hostelería, que se manifestó frente a la fachada del ayuntamiento.
Una carta similar publicó la ofician en el Kef, donde numerosos comerciantes abrieron sus negocios al caer la noche tras la ruptura del ayuno sagrado del Ramadán, pese al toque de queda impuesto entre las 19.00 y las 5.00 de la mañana hora local.
DISTURBIOS EN LOS MERCADOS
En la capital, se produjeron incluso enfrentamientos entre la Policía y los comerciantes de conocido mercado de Sidi Bahri, que se negaban a cerrar sus comercios y protestaban por el hecho de que se permita la actividad a las grandes superficies y a las tiendas de alimentación, pero se prohíba a los mercados.
También abrieron las tiendas, con actividad casi normal y regular en la Kairaoun, la cuarta ciudad santa del Islam y uno de los centros religiosos más importantes de Túnez, así como en los pueblos adinerados de la costa norte de la capital, donde los mercados abrieron y decenas de personas salieron a pasear y hacer deporte
FIN DEL RAMADAN
Las medidas coinciden con la celebración el jueves y viernes de la fiesta del Aid, una de las más importantes del calendario islámico, y marca el fin del Ramadán.
Es tradición que en esos días las familias se reúnan para comer e intercambiar regalos, una época de gran consumo y numerosos desplazamientos.
El viernes, tras anunciarse el confinamiento, se colapsaron las principales vías de salida de la capital, en particular la autopista que conduce al sur.
Un día antes, el ministro tunecino de Sanidad, Fauzi Mehdi, ya había advertido de que la situación epidemiológica 'es muy grave', con más de 350.000 positivos confirmados, una media diaria de más de un millar de nuevos contagios y un total de 11.350 decesos.
Además, cerca del 95% de las camas ocupadas en los hospitales, algunos de los cuales están saturados con pacientes en los pasillos.
Una situación que no ha paliado la campaña de vacunación que desde que arrancara en marzo ha puesto dosis a unas 350.000 personas.
El propio ministro responsabilizó de la situación a la población, a la que recrimina su laxitud a la hora de respetar las normas impuestas. EFE