Cine con doce uvas
La lista de Tarantino exige de un notable interés en reprogramar y revisitar las mejores películas del siglo XXI
Siempre que llega un nuevo año reaparece el impulso de pedir deseos a la lámpara de Aladino. El notable personaje figura en una de las historias de Las mil y una noches, en la traducción de Galland publicada en 1710. En un libro editado en Londres, John Payne relata cómo Galland conoció al hombre que le mostró dos manuscritos árabes donde aparecía la historia de Aladino. También podemos detenernos un momento en la película de Hollywood Aladino y Simbad (1960) y, por supuesto, en la versión de Walt Disney de 1992, quizá la más difundida, con canciones compuestas por Alan Menken, Howard Ashman y Tim Rice.
En estos tiempos navideños, este impulso lúdico nos invita a poner Mi bella genio, con la afable y luminosa actuación de Barbara Eden, una serie de 1965 que dejó una huella duradera entre los espectadores. Eden participó también en Viaje al fondo del mar, de Irwin Allen, estrenada en 1961, película cuyo éxito condujo a la producción de una serie de ABC en 1964, escrita por William Welch. Ese mismo año, la historia se convirtió en un libro escrito por Theodore Sturgeon y publicado por Pyramid Books, editorial fundada por Alfred R. Plaine y Matthew Huttner.
Acarreadas por una visión cinematográfica muy actual, me llegan estos días las películas elegidas por mi admirado Quentin Tarantino, entre las que incluye Toy Story 3. Confieso que no he visto algunas de las que menciona; sus preferencias —como las de cualquiera que se atreva a confeccionar una lista— son profundamente personales. Su selección se concentra exclusivamente en el siglo XXI, lo cual introduce, de entrada, un sesgo interesante.
Esta es su lista: 20. West Side Story 19. Cabin Fever 18. Moneyball 17. Chocolate 16. Los renegados del diablo 15. La pasión de Cristo 14. School of Rock 13. Jackass: La película 12. Big Bad Wolves 11. Battle Royale 10. Medianoche en París 9. Zombies Party 8. Mad Max: Fury Road 7. Imparable 6. Zodiac 5. Pozos de ambición 4. Dunkerque 3. Lost in Translation 2. Toy Story 3 1. Black Hawk derribado
Como se observa, es un punto de vista ecléctico que invita a comenzar —sin prejuicios— por aquellas que todavía no hemos visto.
Como enseña la historia, el cine es un vasto océano donde cada espectador encuentra su propio universo. Basta recordar que Lawrence de Arabia es la película favorita de Steven Spielberg para confirmar que cada uno acaba levantando su propio altar cinematográfico. Igual que frente a la vitrina de chocolates, uno elige, y esa elección revela algo de nosotros.
Conocí Lawrence de Arabia casi por tradición: durante Semana Santa algunos canales criollos solían proyectarla —oh, milagro—, o lo hicieron alguna vez. La cinta se basó en Los siete pilares de la sabiduría, de Thomas Edward Lawrence, y contó con la producción de Sam Spiegel y Robert A. Harris, responsable de la restauración de 1989. Como le comentaba a un amigo que me sugirió varios títulos, para acercarse al canon se necesita paciencia. Y, al final, uno toma partido: seguir las recomendaciones de Tarantino o las de Spielberg. A veces es necesario refugiarse en cierto tipo de cine.
De la lista de Tarantino me quedo con Mad Max, una opción primigenia para quienes disfrutan de la ciencia ficción y de lo fabuloso. Fue escrita y dirigida por George Miller y protagonizada por Mel Gibson, en su segundo protagónico después de Summer City, de 1977. Recuerdo la primera vez que la vi —en Cinemax o en HBO; la memoria es porosa para el olvido—. Aquella entrada repentina a un universo áspero y vibrante quedó como una impresión casi física. Pienso también en Waterworld, aquella obra de Kevin Costner que la crítica destrozó sin miramientos. Yo la pasé muy bien en el cine, sobre todo en la escena en que el viejito del pozo de petróleo es lanzado entre llamas: un momento que, para mí, justificó la aventura completa.
Recién acabo de ver Vértigo, de Alfred Hitchcock, enaltecida por un círculo de especialistas hasta colocarla por encima de Ciudadano Kane. La actuación de Kim Novak parece insuperable, y la de James Stewart también. Considerada un thriller psicológico, la película —producida por Hitchcock— se basa en la novela From Among the Dead, de Boileau-Narcejac, con guión de Alec Coppel y Samuel A. Taylor. Conviene recordar que se estrenó el 9 de mayo de 1958. Para no quedarse atrás, uno recoge el popcorn y entra en ese universo que tantos consideran lúgubre. Sin embargo, la claridad de las primeras escenas desmiente esa fama, sobre todo si se mira con el asombro necesario para apreciar detalles que ya forman parte de la historia del cine: el timón sobredimensionado del auto, la casa de San Francisco donde se filma la huida de la protagonista y la precisión casi coreográfica con que las monjas manejan la cuerda de la campana en el clímax final. Suspenso, drama y terror, y una arquitectura narrativa que aún provoca vértigo.
Esa misma sensibilidad se advierte en los dramas históricos sobre la Segunda Guerra Mundial, donde las calles funcionan como memoria viva, tal como ocurre en esas películas mencionadas por el amigo que adora Taxi Driver. En los festivales, los competidores parecen entender esa verdad silenciosa: algunas tomas alcanzan la pureza de un cuadro, recordándonos que el cine es también luz, composición y fotografía.
Al final, hay que ser franco con el lector: no poseo una lista totalizadora capaz de diseccionar la historia completa de ese universo que produce obras en masa cada año. Solo tengo rutas personales, mi curiosidad y la certeza de que, en cada película, algo del mundo sigue intentando comunicarse con nosotros.