Ahora la responsabilidad es nuestra

La nueva embajadora de EE. UU. reconoce límites en la agenda dominicana de derechos humanos

La llegada de la nueva embajadora de Estados Unidos introduce un matiz importante -y saludable- en la relación bilateral: el reconocimiento explícito de que no habrá tutelaje ni pretensión de dirigir la agenda dominicana en materia de derechos humanos. La diplomacia estadounidense suele cargar con el estigma de intervenir donde no debe; por eso conviene subrayar el valor de un mensaje que, sin renunciar a sus principios, admite límites y respeta ámbitos que solo competen a la soberanía nacional.

Durante años, la República Dominicana ha debido navegar entre recomendaciones, presiones y lecturas externas sobre temas complejos que tocan fibras sensibles: migración, seguridad, gestión fronteriza y derechos fundamentales. Escuchar que esos debates nos pertenecen y que deben resolverse dentro del marco de nuestras leyes, procedimientos y garantías constitucionales supone un gesto de madurez en la relación con Washington.

La otra cara de ese alivio es la responsabilidad. Si la defensa de los derechos humanos es un asunto interno, corresponde al país demostrar, con hechos y no solo con discursos, que puede garantizar justicia, debido proceso, trato digno y respeto a la ley sin necesitar empujones externos. Es una oportunidad para fortalecer instituciones, depurar prácticas y asumir, sin excusas, nuestras propias obligaciones democráticas. 

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