Formar, educar, formar, educar...

Migración dominicana marca un antes y un después bajo Luis Lee Ballester

Luis Lee Ballester, director de Migración y contralmirante formado en la disciplina naval, sabe que ninguna institución cambia por decreto, sino por método. De brújulas conoce: las de latón, las digitales y las que solo señalan cuando la vocación coincide con el deber. Por eso su empeño —silencioso, persistente— en darle un giro a la DGM. Nada de discursos grandilocuentes, sino basado en dos pilares que suelen ser más sólidos que cualquier promesa: tecnología y capacitación.

Los 865 nuevos agentes migratorios graduados, sumados a los 165 formados en la primera cohorte, comienzan a transformar la vieja estructura de una institución que, desde 1939, había dependido del apoyo operativo de militares y policías. Hoy, por primera vez, cuenta con personal propio entrenado para interdicción, deportaciones, inteligencia migratoria, manejo de emergencias y protección de grupos vulnerables.  ¿Detalle menor? No, el cimiento del cambio institucional que por décadas parecía imposible.

Ballester ha pedido retomar el Centro de Capacitación Migratorio y asegurar recursos para sostener un programa permanente de formación. Tiene razón. En un país que enfrenta la crisis más prolongada y riesgosa surgida de Haití, improvisar no es opción.

Migración solo será moderna si es profesional. Y en eso, el marino sabe exactamente hacia dónde apunta el norte.

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