El tránsito
En la actual situación de nuestro país, los accidentes de tránsito parecen ser una epidemia inevitable, por feo que suene.
Choferes sin cultura ni cortesía vial; el expendio de bebidas alcohólicas y su consumo por adultos y jóvenes; impunidad en las calles en un país lleno de “jefes” más una sobre población de vehículos en mal estado, son todos ingredientes fatales que producen el resultado horrendo que debía esperarse.
Pero el costo en vidas y dinero es enorme y hay que buscarle una solución.
El programa de control de alcoholemia, a pesar de los esfuerzos que se hagan, no pasa de ser limitado en nuestro medio y todavía no funcionan en el país las medidas que prohíben la venta de bebidas alcohólicas a menores.
No se pueden esperar mejoras de la noche a la mañana, pero hay que empezar a poner orden en las calles y en las conciencias.
El Gobierno gasta millones en publicidad. Si dedicara el diez por ciento a campañas de educación se podrían ver los resultados. Así mismo, la policía y los tribunales tienen que ser drásticos con los irresponsables al volante.
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