Con luz, sin luz

El contraste dominicano entre el crecimiento económico y los apagones constantes

La luz se fue. Hasta donde no debió irse. Se fue en un hospital. Se fue en un destacamento policial. Se fue en el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt). Y se fue, también, en el Metro de Santo Domingo. Mientras tanto, en este 2025 celebramos que la inversión extranjera directa creció 15.3 % solo los primeros seis meses del año, con el sector energía entre los dos principales receptores.

Pero en este país de altos porcentajes positivos fue noticia en julio que un destacamento en Sabana Perdida quedara a oscuras por las noches cuando se iba la luz, como si se tratara de cualquier casa de barrio, por una falla en el sistema eléctrico. Quien quisiera poner una denuncia, que llevara una vela —¿o que mejor volviera de día? —.

También fue noticia que en agosto el Hospital Presidente Estrella Ureña, en Santiago, recuperó la electricidad luego de pasar una semana con calor —sí, ese fuerte que hizo en el eterno verano— por una avería en un transformador. Los pacientes se quejaban porque se suspendieron procesos médicos a causa del apagón. Para paliar la situación, se utilizó una planta eléctrica, pero solo en áreas puntuales, como la UCI y los quirófanos (¡uff!, ¡al menos!). 

Y en este mismo país fue noticia en agosto que el Mescyt suspendiera sus labores a las dos de la tarde de un martes por otra falla eléctrica en un transformador. “Por motivos de fuerza mayor”, informó el ministerio, se paralizó todo.

¡Qué va! Aquí, el dominicano se las busca para salir adelante en medio de las “emergencias” energéticas. Hasta cruza a pie el puente de Villa Mella, como lo hicieron muchos durante el apagón nacional registrado en noviembre, que dejó sin luz al Metro y a miles de hogares. Caminar es bueno para la salud, sí, pero no con la corbata y los tacones que llevaste un martes laboral.

En la República Dominicana vamos rankeados en una cosa y quedamos a oscuras en otras. Así vivimos el 2025: en desarrollo.

Jefa de Redacción de Diario Libre. Anteriormente, editora de Economía desde 2021. Se ha especializado en periodismo de investigación, multimedia y de datos, y ha sido docente de periodismo. Ganadora de una Mención Honorífica en el Premio a la Excelencia Periodística de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), entre otros reconocimientos.