El Nuevo Rostro de la Seguridad Ciudadana: una Policía Nacional más humana y confiable

La transformación de la Policía Nacional muestra avances concretos hacia una relación más segura y confiable con la ciudadanía

Ser reconocida como la institución líder en servicios de seguridad ciudadana es la visión de la Policía Nacional

La seguridad es parte de nuestro diario vivir. Es eso que nos permite movernos con tranquilidad, conversar en una esquina sin espanto, salir de madrugada a trabajar o regresar a casa sin miedo. Por eso, cuando hablamos de transformar la Policía Nacional, no hablamos de cualquier cosa, sino de un proceso que toca directamente la manera en que vivimos.

Bajo esa premisa, la transformación que ha iniciado la institución para convertirse en un cuerpo más preparado, más cercano y más consciente de su rol dentro de la sociedad no pasa desapercibido. 

Siendo el eslabón más importante, el proceso de cambio ha iniciado por la preparación de los agentes. Para hacerlo posible, el proceso inició con una selección de aproximadamente 1,150 policías, cuidadosamente seleccionados luego de varias pruebas incluyendo psicológicas.

Antes de salir a la calle estos agentes pasaron por un proceso de preparación centrado en el respeto a los derechos humanos y en el trato digno a la ciudadanía. La idea es sencilla: formar policías que reflejen el tipo de ciudadanía que queremos. Los agentes deben ser el reflejo de nuestra sociedad.

Durante la última graduación la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, lo expresó de la siguiente manera: “seguiremos fortaleciendo la labor preventiva con más agentes en todo el territorio y con un perfil educativo renovado, parecido a la sociedad que queremos construir”. 

Lo que inició con un grupo de 1,150 agentes, hoy suma más de 6,500 policías capacitados y equipados para trabajar con profesionalismo. Detrás de cada número hay una persona que asumió el compromiso de servir con integridad y que ahora cuenta con herramientas más claras para hacerlo.

Pero la formación es solo una parte. La forma de patrullaje también está cambiando. El nuevo modelo combina tecnología, análisis de datos y encuentros comunitarios. Las cámaras en los uniformes, los mapas de calor y los centros de análisis hacen posible entender mejor lo que ocurre en cada zona. Los policías ya no recorren las calles a ciegas, lo hacen con información que orienta su labor.

Por ()
Por ()
Por ()
Por ()
Por ()

Y para hacerla integral, la transformación también ha puesto atención en algo que muchas veces pasa desapercibido: el sentido de pertenencia. Nadie cuida lo que no siente suyo, y por eso se ha trabajado en la conducta, la imagen y los utensilios de los agentes. El objetivo es que cada policía se vea y se sienta parte de una institución moderna, profesional y al servicio de la comunidad.

Además, los agentes se evalúan con indicadores claros, metas operativas y protocolos de actuación. Esto les ofrece una guía de acción y, al mismo tiempo, refuerza la transparencia y la confianza entre la institución y la ciudadanía.

La transformación policial no es un proceso perfecto ni inmediato, pero es un paso firme hacia el país que queremos construir: un país donde la seguridad no es un privilegio, sino un derecho. Donde las personas pueden desplazarse sin miedo y donde la relación entre ciudadanía y Policía está basada en el respeto mutuo.

Ese es el horizonte que se está construyendo. Y es un trabajo que se hace día a día, en las calles, en los barrios y en cada encuentro entre un agente y un ciudadano.