La prisión preventiva y los derechos humanos
Libertad como regla, prisión como excepción, un principio olvidado
La prisión preventiva —a propósito del Día de los Derechos Humanos— se ha convertido en uno de los problemas más serios del sistema de justicia dominicano. Lo que debió ser una medida excepcional —reservada para casos en que exista riesgo real de fuga, destrucción de pruebas o peligro para la sociedad— se ha transformado en un recurso aplicado con excesiva facilidad.
Hoy, demasiadas decisiones judiciales parecen olvidar que la prisión preventiva no es una pena anticipada, sino un mecanismo cautelar que debe utilizarse solo cuando otras medidas resultan insuficientes. Sin esa ponderación, la justicia pierde su carácter garantista y el Estado termina vulnerando el derecho fundamental a la libertad de personas que aún no han sido declaradas culpables.
El resultado es un sistema que castiga antes de juzgar, que sobrecarga las cárceles y que alimenta un clima de desconfianza ciudadana hacia los tribunales. Más grave aún, la prisión preventiva mal aplicada afecta desproporcionadamente a quienes carecen de recursos para defenderse, reforzando las desigualdades que la justicia debería corregir.
El país necesita revisar con rigor esta práctica, fortalecer los controles y recordar que la libertad es la regla y la prisión, la excepción. Proteger los derechos humanos comienza por respetar ese principio elemental del estado de derecho.